Que no Frozen 2.
Inevitable secuela de una de las películas más populares de animación de Disney de los últimos años, si bien es verdad que me pareció algo inferior a la primera (justo es decir que no soy demasiado fan de Frozen, pero es que tampoco soy su público objetivo), al menos está muy por encima del terrible corto de Olaf con el que saboteaban las salas de cine hace dos años.
La verdad es que tanto en lo positivo como en lo negativo, mi análisis es muy similar al de Frozen, gustándome las mismas cosas que de la anterior (visualmente es fabulosa), y disgustándome las mismas (demasiada canción sin venir a cuento, y sin temas con carisma, de los que solo me gustó ese momento Queen de Kristoff), y también me arqueó ciertamente la ceja la velada defensa de la homeopatía (¿el agua tiene memoria, en serio?). Pero por contra introduce a Bruni, la salamandra que cada vez que aparecía me sacaba la sonrisa y que va directa al top de bichejos simpáticos de Disney.
Por contra, le falta un elemento que hacía grandes a los clásicos de Disney, y es que no tiene un villano de verdad (de hecho, ni siquiera tiene villano), lo que le quita muchísimas papeletas.
Aprobado.
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