Necesita un palillo para quitarse una plaqueta que se le ha quedado entre los dientes.
De la mano de los creadores de Sherlock le llega el turno a otro clásico de la literatura, el vampiro más famoso de Transilvania en una serie que es difícil de clasificar, o al menos es difícil hacerlo sin reventar el volantazo argumental que pega la serie al final de su segundo capítulo (la serie, muy inglesa ella, tiene tres capítulos de 90 minutos cada uno).
Pero antes de contar de qué va ese giro (y realmente contar de qué va la serie) opinaré de lo que nos enseñan los dos primeros capítulos, una nueva visión de la novela de Bram Stoker, pero dando más protagonismo a la hermana Agatha (Dolly Wells), aquí una estudiosa de lo oculto y sin lugar a dudas el mejor personaje de la serie y protagoniza unos duelos interpretativos con Drácula (Claes Bang) que son toda una joya.
Relatando algunos de los pasajes más emblemáticos del libro (cautiverio y fuga de Jonathan Harker o el viaje del Demeter, al que dedica todo un episodio) y otros con los que se toma más libertades, nos genera una atmósfera truculenta e inquietante que a veces puede regodearse demasiado en lo visualmente doloroso (menuda fijación con las uñas, oigan).
Pero lo dicho, la serie va de que estamos viendo una cosa y de repente la acción pega un salto de 123 años en el tiempo y nos muestra al Conde Drácula en el Londres de 2020, aportando también versiones modernas de algunos de los personajes más emblemáticos del libro, como Lucy Westenra, el Dr. Seward o Renfield.
A ver, la idea está bien y me gusta, además no está del todo mal hilada y podría entenderse que los dos primeros capítulos no son sino un preludio para lo que realmente nos quiere contar, pero sin ser un despropósito absoluto, no me gusta cómo resuelve algunas de las cosas, con cosas que narrativamente cuesta creer y una resolución final que se me queda un poco pobre.
Afortunadamente, iba sobre aviso, de modo que me esperaba algo tan terrible del tercer capítulo que lo que me he encontrado no me ha parecido tan mal. Además, quien quiera ver solo una revisión del mito de Drácula sin perderse en moderneces, siempre puede asumir que ni el tercer capítulo ni los últimos cinco minutos del segundo han existido, y tener una miniserie completamente disfrutable.
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