Si no puedo hacer turismo, me lo invento.
Toca un poco de vida social, que a medida que las normas se van relajando, hay cosas que podemos ir retomando si mantenemos las debidas precauciones. Hoy el plan ha sido con gente de la lonja, del grupo que solemos quedar para hacer planes mundanos y que no nos habíamos visto desde el fin de semana en la casa rural de principios de marzo. Hemos subido dando un paseo al monte Artxanda, al que por primera vez en 42 años he subido andando (lo típico suele ser en funicular) y ahí hemos estado de charleta, con bocadillos y tal, tras comprobar lo que cuesta subir las pendientes más inofensivas con los factores "mascarilla" y "abotargados por dos meses sin salir de casa".
Un plan muy agradable, pero físicamente cansado, lo que me ayudará, o debería ayudar hoy a dormir como un bendito.
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