La pesadilla americana.
Atraído por el reclamo de su nominación al Oscar me acerqué a ver esta película en la que la gran Frances McDormand da vida a Fern, una mujer que al cerrar la empresa en la que trabajaba, y quedarse el pueblo que vivía de esa empresa prácticamente muerto, se ve obligada a una vida de trashumancia, viviendo en su furgoneta y peregrinando entre trabajos precarios. Una visión modernizada de la gran depresión de los años 30, solo que la depresión económia real ya nos la conocemos.
Con un ritmo a veces un poco lento, Nomadland se recrea en los paisajes, con una bellísima fotografía que además logra una atmósfera melancólica que va muy bien con la historia y que viene muy bien acompañada por la música de Ludovico Einaudi.
Cabe también destacar la gran actuación de su protagonista, y a veces un cierto aire de documental, pues a salvo de equivocarme, diría que la mayoría de los actores que salen no son profesionales, sino simplemente personas haciendo de sí mismas.
A ratos vital, a ratos deprimente, invita mucho a la reflexión, sobre qué es la vida, sino un camino por el que transitamos y nos van pasando cosas, y la importancia de la gente que nos vamos encontrando. Y también sirve para reflexionar y cabrearse sobre la mierda del sistema capitalista, que para mucha gente se limita a convertir la vida en pura supervivencia sostenida sobre precariedad. Tanta precaiedad, que por no tener no pueden tener ni casa.
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