jueves, 6 de mayo de 2021

Nadie

Quiero una secuela de esto.

Bob Odenkirk abandona el registro al que nos tiene más acostumbrados de actor de comedia o tal vez el que sea su papel más conocido, el parlanchín Saul Goodman de Breaking Bad o Better call Saul, para convertirse en uno de los tipos duros de Hollywood, y además de manera bastante convincente. Y lo hace en una película que nos transporta a ese cine de acción de los 80-90, con humor y adrenalina, propios de clásicos como Arma Letal o La Jungla de Cristal, donde el héroe puede con los malos, que son muy malos, pero por el camino se lleva una buena sarta de hostias y cicatrices.

La historia nos habla de Hutch, un aburrido oficinista que lleva una vida muy monótona pero es feliz con su familia, hasta que un día algo perturba esa paz, algo hace click en la cabeza de Hutch y se lía. Además se lía pero bien, porque en su arrebato de furia se cruza por el camino con un peligroso capo de la mafia rusa y los elementos que se han estado cociendo a fuego lento en una olla a presión explotarán, en una divertidísima película de violencia y fantasmadas que harán pegar saltitos en la butaca a los que, como yo, son entusiastas del género. A esto le sumamos una música bien elegida y un ritmo trepidante y tenemos una película palomitera y muy, muy disfrutable. 

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