Campo de batallas imaginarias.
Se acaba la quincena, lo que implica también que se me acaban las dos semanas de vacaciones. Habrá más todavía, pero ahora tengo dos semanas de trabajar. Y a falta de cosas mejores, voy a lo fácil.
El viernes por la mañana, aprovechando que todavía no tengo que trabajar, quedo con un amigo de Santa Pola con el que no había estado en años (nos encontramos hace un par de años, pero tampoco estuvimos mucho rato) y aprovechamos para ponernos al día, pues había mucho que poner al día.
Por la tarde voy a la lonja, que venía el amigo Frodo de Bélgica, donde vive (a este al menos lo suelo ver más o menos una vez al año) y después a Iturribide, a tomar algo, y como hacía bueno, casi sin pisar bares, que en la calle se estaba muy bien.
Sábado por la mañana gimnasio, cocinar y comer, y por la tarde partida de rol con master novato, que nos ofrece una partida de FATE acelerado, ambientada en el universo de Juez Dredd. Por la noche, un poco a El espía que se perdió y una Furia de Drácula, donde gano como Drácula.
Domingo por la mañana más gimnasio, que había que estar preparado para la comida, pues nos vamos a la pizzería Los Argentinos (creo que debajo de tanto queso había algo de pizza), y luego a jugar a rol, continuando con La Gran Campaña de Pendragon, en la que logramos de forma heróica recuperar un montón de cabezas de ganado que habían sido robadas al Condado de Salisbury (y por el camino vamos haciendo enemigos).
Aparte de eso, algo de sofá, con consola, lectura y tele, y mañana toca trabajar. Lo de trabajar ni tan mal, lo de madrugar, uf...
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