miércoles, 11 de mayo de 2022

Cómo crear un rol en vivo

Mi propio meme.

Nota: A pesar de lo pretencioso del título, este texto no pretende en absoluto ser académico ni mucho menos ha de ser considerado una regla general o pautas que puedan servir a todo el mundo (ni siquiera diría que son pautas en absoluto), sino que simplemente analiza un poco por encima (no soy todo lo esquemático que debería) el proceso que suelo emplear yo, aunque realmente son tantos los vivos que he ido escribiendo a lo largo de más de 20 años que ni siquiera tiene sentido hablar de una única manera de hacer mis vivos. 

Aún así, ahí voy.

Consideraciones previas: ¿Sólo o acompañado?


Tengo muchos vivos escritos, pero no todos son obra únicamente mía. Algunos de los que tengo en gran estima son coproducciones en las que me he coordinado con otra persona para hacer algo a medias, lo que tiene sus obvias ventajas y sus obvios inconvenientes. Aunque hace mucho que no hago algo a medias con alguien, esto suele empezar con la frase, "tengo una idea para un vivo que...".

Naturalmente, esta decisión afectará mucho al proceso, pero ya que la entrada la estoy escribiendo solo, me centraré en las monoproducciones.

La idea inicial



Todo comienza con una idea. Suena a perogrullada o a frase de taza de Mr. Wonderful, pero así es. Y las ideas suelen surgir de la manera más variopinta, pero las más típias suelen ser "me apetece escribir un vivo" o, la más común, "eh, esto da para vivo", que puede pasar con películas, series, novelas, juegos de mesa, incluso cuadros o, lo que también me ha pasado en más de una ocasión, de un desafío. "No hay huevos a hacer un vivo de X". 

Vale, ¿por dónde empiezo?
 

Cualquiera que se haya lanzado a escribir algo conoce la terrible sensación del folio en blanco, cuando crees que tienes un montón de ideas en la cabeza a las que no eres capaz de dar forma y en la que te quedas turulato mirando la masa blanquecina de un Din-A4 o los brillantes píxeles del ordenador, que con suerte rompemos escribiendo el título. Un título que muchas veces suena espectacular y evocador en la cabeza, pero nada más que eso.

Primeras notas



Han sido muchas ideas desechadas, muchas vueltas en la cabeza, muchos paseos dando forma a la cosa y finalmente me pongo con ello. Apunto las cuatro ideas inconexas en un documento de Word, lo imprimo, y bolígrafo en ristre voy anotando cosas y conceptos, buscando posibles tramas, posibles conexiones y me hago siempre la misma pregunta: ¿qué aporta este vivo?

La lista de personajes


Algo que a veces es muy fácil, sobre todo cuando te basas en una idea ya preexistente (en el vivo de las Meninas, por ejemplo, ya me venía dado) o muy complicado, pero hay un momento en el que te tienes que lanzar a escribir la lista de personajes, teniendo al menos una idea somera de cada uno de ellos. El nombre, una palabra, un adjetivo... algo. La lista no es inmutable y muchas veces cambiará, con personajes que irán entrando, saliendo o cambiando. Pero tener una mala lista es preferible a no tener ninguna. Aquí soy muy fan de hacerme cuadritos esquemáticos, en los que voy poniendo qué tiene cada uno, y verlo yo a golpe de vista.

Empieza la escritura



Esto es muy anárquico (como lo soy yo cuando me da por crear), a veces no toco el ordenador hasta tener todo más o menos cerrado y otras empiezo a escribir y a ver qué sale, siendo muchas veces algo que se solapa con el anterior, pero una cosa que me ayuda es lanzarme a por la lista de personajes y abrir un documento de Word, con una página para cada uno de ellos. Así hago el esqueleto y tengo algo sobre lo que trabajar y con lo que obligarme. Aquí me ayuda mucho, aunque en el momento me cago en lo barrido, haber anunciado la activdad parauna fecha determinada (generalmente jornadas de rol) y TENER que hacerlo. 

El salto de fe



Este es un momento que me pasa casi siempre que me pongo con un vivo, y es. Hay veces, las menos, en las que me pongo a teclear con una idea muy clara en la cabeza, pero por lo general llega siempre ese momento en el que pese a estar la idea bastante avanzada, llegan unos oscuros nubarrones y me dicen "esto no termina de funcionar, mejor dejarlo correr", pero como esta ya me la sé, yo tiro hacia delante, creo en mi idea y me convenzo de que no tiene por qué ser el mejor vivo de la historia, a veces basta con que sea jugable. Me lanzo y busco el mágico momento de...

La chispa de la vida


Literalmente el momento más importante de todo el proceso. No sé cómo, cuándo ni por qué sucede, pero cuando pasa es la hostia. Llega ese momento, normalmente cuando tengo bastante ya escrito, en el que la cabeza te hace click, las piezas empiezan a encajar en tu cabeza y te das cuenta de que ya has llegado a la cima de la montaña, de que queda mucho trabajo pero ya es bajada. Ya tengo la idea bien agarrada, a partir de aquí es escribir y llenar páginas. Se ve la luz al final del túnel. 

Al lío


Tardaré más o tardaré menos en ponerme a escribir, pero la cosa termina en un denominador común: una o dos páginas de información general y la hoja de cada personaje, en la que tengo siempre una cosa muy clara y aplico a rajatabla el consejo que me dio hace muchos años mi amigo Diego (Kulebril), que es el mejor consejo que me han dado para escribir rol en vivo: "haz que cada personaje sea interesante, como si fueras a jugar tú con él". De nada sirve que en una partida de 15 personajes 14 sean la hostia si el 15º es un florero. 

Otra cosa, que no por obvia es menos importante y que también hay que tener en cuenta a la hora de escribir, es que si escribimos para otras personas es importante que sea entretenido de leer. Si alguien se aburre leyendo la hoja de personaje, malamente le va a gustar la partida. Aquí ya entramos en cuestiones de estilo, pero yo abogo por fichas de como mucho dos caras (y si es posible solo una), en las que más que un aluvión de información a memorizar, se ofrezca una semblanza de lo que es el personaje, destacando en negrita los aspectos más importantes, tales como nombres de personajes, motivaciones y demás. Lo que busco es que el jugador lea la ficha una o dos veces antes de la partida, la guarde en el bolsillo y no necesite sacarla para nada dutante la partida. Intento también adaptar el estilo y el lenguaje al tono de la partida, de modo que antes de empezar quede claro a qué se va a jugar. Esto se aplica tanto al texto como a cuestiones de maquetación (que usar el Word no impida ponerlo boito).

Toques y retoques


La cosa ya ha cogido forma, o no (recordemos que lo que estoy haciendo no es una sucesión ordenada de pasos) y lo que está escrito no está escrito en piedra, lo que significa que una vez está escrito toca leer y releer, en busca de erratas, incoherencias, frases que no se entienden, etc. Muchas vueltas, y de hecho esta parte del proceso suele incluir el pospartida, que cuando se ven las cosas en marcha es cuando se le ven las costuras. Pero eso sería tema de otra entrada.

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