Yo también quería escapar... del cine.
Viendo esta película me da la sensación de que cogieron dos ideas y las mezclaron, intentando hacer una película con ellas, sin que termine de encajar, pues la transición de una a otra, tal vez tratando de ser sorpresiva, queda abrupta y chapucera, o simplemente el ritmo, para mi gusto plomizo, hace que se distraiga la atención y como espectador pasara detalles por alto. Tiene sus cosas buenas, como una grandísima actuación de Carlos Santos (no incidiré aquí por no destripar los giros que pueda haber), pero en general la película no me ha convencido nada, y me pasé la última media hora, si no más, mirando el reloj.
Por una parte nos cuentan la historia de Paula y Simón, un matrimonio que encuentra y adopta una misteriosa niña que aparece perdida en la carretera, y que presenta una peculiar discapacidad: una extraña agorafobia que le impide salir de la zona delimitada por surcos de tiza (como quien adopta un iturri, vaya). Además, la presencia de la niña hará que empiecen a pasar cosas raras, "inexplicables" accidentes domésticos y así, y Paula empezará a indagar sobre la niña, hasta que no sé muy bien cómo, esto lleva a una trama de niñas secuestradas, conecta con una trama de una niña desaparecida hace diez años y la película se transforma un poco en otra cosa con el giro de que el vecino es un psicópata que secuestra y tortura gente un poco porque sí.
No consiguió engancharme en ningún momento y mi sensación fue la de ir dando tumbos de un lado a otro, sin terminar de tener claro por cuál quiere ir, y sobre todo que trata de conectar dos historias diferentes y lo hace de una forma absolutamente precipitada y confusa.
No era para mí.
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