No he sacado foto de la partida, así que pongo una de Internet.
A principios de los años 90, puede que incluso finales de los 80, apareció un amigo por casa con un juego cuyas figuritas y cuyo diseño me flipó de inmediato. Nos permitía recorrer una mazmorra con una cierta libertad de movimiento, matar bichos y acumular tesoro, para ir mejorando el personaje. Yo aún no lo sabía, pero acababa de nacer el germen de mi pasión por los juegos de rol.
Le dedicamos muchísimas partidas a Heroquest, siendo uno de los juegos de mesa a los que más habré jugado en mi vida, y es lógico que le guarde un gran cariño, y pese a que la mayoría de sus mecánicas han quedado muy obsoletas, sigue siendo un clásico muy querido por la comunidad, y tras muchas y largas desventuras, de las que hablar me extendería demasiado esto, hace no mucho salió una nueva edición, con un diseño y unas reglas prácticamente idénticas a las del Heroquest original.
Y cuento esto porque hoy nos hemos juntado para echar una partidilla de mazmorreo y dados, con intención de jugar la campaña que trae. Mi sensación, tras jugar el escenario inicial ha sido "¡no recordaba que fuera tan difícil!".
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