Podría ser peor, podrían ser captadores de ONG.
Una familia se prepara para pasar un idílico fin de semana, cuando un grupo de armados (pero amables) secuestradores amenaza con mandar todo al traste. Y recalco lo de amables, pues es algo realmente importante en la trama, ya que las motivaciones que tienen estos son fundamentales para el desarrollo de la historia. No lo hacen por maldad o por dinero, ni siquiera porque les apetezca hacerlo. Hay un motivo que les obliga a ello, ya que se ven envueltos en una de esas situaciones en las que hay que hay que hacer algo terrible para evitar algo aún más terrible.
Lo descrito arriba nos lleva a esta peculiar historia de home invasion (dicho en inglés parece que queda más cool), en la que todo fluye bastante bien, y donde consigue que empatizemos con los personajes. El guión no tiene grandes giros, como suele caracterizar a Shyamalan (de hecho, no sé si decir esto es spoiler), pero funciona, y la película consigue ser muy disfrutable.
Se parece bastante a lo que esperaba de ella, y eso siempre es positivo.
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