Posando con Sandy Petersen.
Ya he llegado a Bilbao, así que ahora toca relatar el fin de semana, que tiene bastantes cosas. Empezando por el jueves, que después de trabajar cogí el Blablacar para llegar a Madrid, buscar el Airbnb y cenita en el VIPS con amiguetes de TdN.
Nos vamos al viernes por la mañana, que empieza ya el meollo del evento, la feria Interocio. Como por la mañana aún no ha abierto, ayudamos desescombrando un poco aquello, y retirando cosas del montaje de los stands. Entre medias nos explican cómo funciona el Heroquest gigante, que me tocará dinamizar. Comemos una hamburguesa, que para ser de foodtruck está sorprendentemente buena y al lío.
Por la tarde algunos reencuentros, probar algún juego (pondría la lista, pero tengo las fotos en el móvil) y dinamizar el Heroquest gigante, actividad dirigida sobre todo a niños (sí, Jokin dinamizando una actividad infantil, ver para creer), donde les dábamos armas de gomaespuma y físicamente tenían que recorrer el laberinto de vinilo que había en tamaño real, para llegar al cofre del tesoro y hacerse con el libro. Entre medias, se iban enfrentando a los monstruos, que eran figuras de tamaño más o menos real (con unas peanas que no dejaron de estropearse durante todo el evento) y unos dados gigantes, como los del Heroques. Los niños (y algún adulto) flipaban, y además la gracia estaba en teatralizarlo un poco, poner voces y que se sintieran los héroes de la fiesta. Pero lo mejor de la tarde, cuando estamos echando una partida y se acerca por ahí nada menos que Sandy Petersen (autor del juego de rol La llamada de Cthulhu y uno de los invitados al evento para firmar libros), de modo que aprovecho para hacerme la foto con él. Muy majete, y con pinta de frikazo, pero con un inglés cerrado de Misuri que costaba entender.
Por la noche más de cenar con amigos, esta vez en el Tony Roma´s, y a dormir, que el sábado había que volver. Aunque un día algo más tranquilo, pues hay refuerzos para el Heroquest, de modo que hago un par de sesiones, instruyo a los sustitutos y aprovecho el día para probar y comprar juegos (si me animo, hago otra entrada dedicada a ello). Y por la noche, otra vez al VIPS, pero a otro, y luego unas copichuelas, pero sin excesos. Y sobre las 2, taxi y al airbnb.
Gente guapa (y yo).
El domingo por la mañana, con la hora cambiada, como no hay nadie en la zona del Heroquest gigante me pongo a dinamizarlo, y acabo tirándome toda la mañana, haciendo una sesión tras otra, y acabando casi muerto tras 4 horas de pastorear niños, de modo que la tarde me la acabo tomando libre, para jugar y comprar. Tras el cierre, ayudo un poco con el desmontaje, y como ese día no he quedado con nadie, me voy a un cine cercano, donde termino viendo la infame 65, de la que hablaré por aquí.
Y de hoy, poco que contar: me levanto, cojo el metro para el punto de recogida, desayuno algo y cojo el blablacar que me trae a Bilbao.
Contento con la experiencia y con poder ayudar a que se hagan este tipo de cosas.
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