Irati

La gran película vasca.

Esta película nos cuenta la leyenda de Iñigo (o Eneko) Arista, supuesto primer rey de Navarra, comenzando por su infancia, en la que tras la batalla de Roncevalles conoce a una misteriosa chica llamada Irati, con la que se vuelve a encontrar años más tarde, y con la que vivirá una historia llena de aventuras y magia, en la que lo mundano y lo fantástico se entrecruzan. Y el resultado es una película espectacular, repleta de acción y magia, que afirmo sin exagerar que no tiene nada que envidiar a los blockbusters de Hollywood. Con un apartado técnico, tanto visual como sonoro, de quitarse el sombrero, recrea a las mil maravillas esa Navarra fantástica-medieval en la que se desarrolla la historia, que si bien es bastante simple, es eficaz y está muy bien hilvanada, logrando cautivar y embelesar al espectador en cada uno de sus planos. Es magia en pantalla, y a un buen trabajo de Eneko Sagardoy (que termina metiéndose en todas las superproducciones del cine vasco) hay que unir el descubrimiento de una espléndida Edurne Azkarate en el papel que da nombre a la película.

Además, a lo ya de por sí espectacular que es la película, se añade el aliciente de haberla podido ver en el idioma de mi familia materna (ahí cada uno que haga lo que quiera, pero yo recomiendo mucho verla en euskera), claro que un euskera tan distinto al que estoy acostumbrado a hablar (no es precisamente el batua de la ETB) que no eran pocos los momentos en los que se me escapaba lo que decía, pero que le otorga esa sonoridad que se entremezcla con la propia historia que nos quiere contar.

Cuenta además con otra cosa a su favor, y es que, aunque lógicamente se disfruta más entendiendo el contexto histórico y mitológico (y pillar así las referencias a Mari, a Sugaar, al Tártalo...), es lo suficientemente autocontenida como para que el espectador al que esto le suene a chino la pueda disfrutar igual, como si de una historia de cimerios e hiprbóreos se tratara.

Muy, pero que muy recomendada.