Así es como llegó a ser Führer.
Antes de nada toca aclarar que el Tercer Reich y las políticas genocidas de su líder, Adolf Hitler fueron algo horrible, responsable de la muerte de millones de personas, y que merecen el máximo respeto. Pero no es menos cierto que Hitler se ha acabado convirtiendo en cierto modo en un icono de la cultura popular, e incluso creo que es sano, y un merecido insulto a su memoria, tomárselo como si fuera un meme, y que ese sea su legado.
Dicho eso, toca presentar este popular juego de roles ocultos, en el que los jugadores se ponen en la piel de políticos alemanes de la República de Weimar en 1933. Unos liberales, que quieren preservar la democracia y otros nazis, que quieren aupar a su líder al poder (esto es de cuando "liberal" no era sinónimo de "más facha que la cabra de la legión", claro). Unos ganan aprobando 6 leyes fascistas (rojas, para alegría de algunos) o haciendo que Hitler sea nombrado canciller a partir de cierto momento de la partida. aprobando (así que Hitler ganó la partida en la vida real) y los otros ganan 5 leyes liberales (tarjetas azules) o matando a Hitler (así que técnicamente, Hitler también ganó la partida en 1945). Importante indicar que en la baraja de leyes hay 6 liberales por 11 fascistas.
Wer ist Wer?
Lo primero que se hará, en función del número de jugadores, es asignar las facciones, cuyo número se hará en función de cuánta gente juegue (si juegan 5, habría 3 liberales, un fascista y Hitler, y si son 10 habrá 6 liberales, 3 fascistas y Hitler). Cada jugador recibirá un sobrecito que contiene dos tarjetas; una con su facción (liberal/fascista) y otra su rol (son todas iguales, menos la de uno, que es Hitler).
Al más puro estilo Hombres-Lobo de Castronegro, todos cerrarán los ojos, y los fascistas los podrán abrir, para reconocerse entre ellos. Entonces Hitler hará un gesto, para que sus secuaces lo reconozcan (aunque él no sabe quiénes son).
Hecho eso, se asigna aleatoriamente el título de y presidente, y a jugar.
Los juegos del poder
Quien tenga el cargo de presidente debe designar un canciller, que no puede ser él mismo, y tampoco puede ser alguien que haya sido en el turno anterior presidente o canciller (en el primer turno, por tanto, da igual), y entonces se vota. Cada jugador tiene un "sí" (Ja!) y un "no" (Nein!). Votan boca abajo, pero se sabe quién ha votado qué.
Supongamos que sale que sí. En ese caso, el presidente robará 3 cartas del mazo de leyes, descartará una y pasará las dos al canciller, para que elija qué se promulga. Puede ocurrir, y de hecho ocurre a menudo, que te vengan cartas contrarias a tus intereses (por ejemplo, que seas presidente fascista y te vengan 3 liberales), pero de aquí ya iremos sacando conclusiones. Si bien, que el canciller promulgue una ley de un signo u otro es indicio, mas no garantía de nada (le pueden haber pasado dos iguales).
Una vez promulgada la ley, se pasa el cargo de presidente al jugador a la derecha del actual, y se repite este proceso.
¿Y si sale que no? Si sale que no, se pasa el cargo de presidente, para que sea otro jugador el que designa canciller, y se mueve el marcador de elecciones. Si se rechazan tres consecutivas, se sacará una ley al azar, lo que, por una cuestión estadística, beneficia a los fascistas. (¡Recuerda, vota o ganarán los malos!).
Las leyes de Nüremberg
Tenemos las leyes, pero de momento lo único que hemos comentado de ellas es que los liberales ganan con 5 y los fascistas con 6. Pero pasan cosas (cosas nazis, obviamente) cuando se aprueban leyes fascistas, que varían en función del número de jugadores. Pero estos efectos, en orden, son:
-Investigar lealtad: El presidente puede ver la carta de facción de otro jugador. Ojo, la carta de facción, que no la de rol, de modo que si mira a Hitler, lo único que sabrá de él es que es un fascista (a cualquier cosa le llaman fascista estos ofendiditos).
-Elecciones extraordinarias: El presidente elige a dedo a su sucesor, aunque esto solo será para una votación, y cuando se haga, el orden seguirá siendo el normal.
-Ojear políticas (solo a 5-6 jugadores): El presidente mira las tres cartas superiores del mazo de leyes y las vuelve a dejar donde estaban, en cualquier orden.
-Ejecución: El presidente señala a un jugador y lo elimina de juego. Si era Hitler, los liberales ganan la partida. Si no, los supervivientes seguirán jugando, con alegría y alborozo.
Además de estos efectos, a partir de que se haya aprobado (hablo de memoria) la 3ª ley fascista, si Hitler es nombrado canciller, habrán ganado la partida, y podrán celebrarlo con euforia y gestos, si bien se recomienda encarecidamente moderar los gestos y según qué gritos si se está jugando en algún espacio público.
El juego es rápido de jugar, fácil de aprender y, lo mejor de todo, gratuito. Existe la versión impresa y publicada, en una caja muy mona, pero se puede descargar de forma libre y totalmente legal en formato print&play, así que no hay excusa para no volver a instaurar un régimen na... Vale, esto en mi cabeza sonaba mejor.
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