La familia Night y sus invitados.
Jueves
Después de comer me voy a disfrutar del piscineo, y de que mi partida, Políticamente (in)correctos, no empezaba hasta las 18:30, aunque a las 18:15 estaba tan a gusto que me daba una pereza terrible jugarla, ya que además no me generaba mucha confianza la documentación. Pero me había apuntado, y eso es sagrado, así que pongo mi mejor car y voy a la partida, que termina siendo una comedia bastante descacharrante, por suerte más parecida a lo que esperaba cuando me inscribí.
La noche es para El especimen, partida que resulta ser un despropósito en todos los sentidos, donde básicamente hago un cameo de 15 minutos, para acabar metido en un correquetepillo con pistolitas, como PNJ masilla, sin trama, nombre ni conexión alguna con la partida. Fue terrible, no lo voy a negar, pero debo destacar para bien la buena disposición de los organizadores a escuchar las críticas, reconocerles el trabajo que se pegaron a la hora de preparar elementos de atrezzo de la partida, y no me cabe duda de que si meten algunos cambios, pueden solucionar los problemas del primer pase y sacar algo interesante de ahí. Y lo dicho, no es ningún drama si un vivo no sale bien a la primera (yo mismo he sufrido eso muchas veces), como tampoco lo es aburrirse en una partida.
Como es habitual, claro, esa noche, y las demás, nos fuimos de fiesta al Pepe´s.
Viernes
Por la mañana se cae, por falta de quorum, mi partida de Villa y Corte, lo que me hace buscar otras opciones y termino jugando a Blood on the clock tower, un juego de roles ocultos que a simple vista podría parecer el enésimo clon vitaminado de Los hombres lobo de Castronegro, pero le meten un par de giritos que hace que tenga estrategia y no se limite únicamente a que gana el que mejor come la oreja a los demás. Y gané yo. Por la tarde juego Mi gran boda búlgara, partida costumbrista-musical, en la que se juntan una familia vasca y una de Bulgaria, con amigos ingleses, y donde los enredos lingüísticos son parte fundamental de la trama y la diversión.
Esa noche dirijo la que para mí ha sido la mejor partida de los jornadas, un nuevo pase de Extraños en la noche (que llevaba años sin dirigir), y que gracias a un reparto de lujo funciona como un reloj, siendo divertidísima, con momentos verdaderamente magistrales y convirtiéndose en uno de los mejores pases que ha tenido este vivo.
Al acabar el vivo ya sabéis lo que tocaba, claro. Y ya en otra entrada hablo del sábado y el domingo.
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