viernes, 31 de mayo de 2024

Cthulhu Pulp: The fate of Atlantis

Mi personaje.

Ayer dimos comienzo a una nueva campaña rolera, directamente basada en la mítica aventura gráfica de Lucasarts, tratando de emular las aventuras de Indiana Jones. Para ello, me hice como personaje a Alan Rockstone, un cazatesoros que es mi homenaje a la campaña Cazadores de leyendas, pues es el hermano de uno de los protagonistas de aquella.

Lo malo es el sistema elegido (Cthulhu Pulp), que me parece malo de solemnnidad y que le va al tono que se le supone a la campaña como a un Cristo dos pistolas, ya que sus mecánicas son lo más antipulp que existe, pero lo bueno es el grupo y el director de juego, que le ha puesto mucho mimo a la campaña, y al final eso es lo que pesa.

En cuanto a mi personaje, Alan es un granuja con alma de aventurero, un aventurero con alma de granuja o un poco de ambas. Ha viajado por los confines del mundo, en busca de reliquias y artefactos que vender al mejor postor. A veces solo, a veces acompañando a expediciones, algunas de las cuales dirán no sé qué de haberles robado... ¡como si ellos no hubieran robado aquellas estatuillas de oro de aquel templo malayo antes! 

Un aficionado a la buena vida, tiene vicios caros que le han supuesto y le siguen suponiendo problemas a día de hoy (NO vamos a hablar ahora de lo que pasó en Montecarlo, ¿vale?), pero con astucia y don de gentes (y la cara muy dura) consigue capearlos y acabar saliendo airoso. 

Para muchos un farsante y un timador, para otros un proveedor insustituible, Alan se considera a sí mismo una suerte de Robin Hood moderno, y tiene como norma no robar a pobres, y tampoco utilizar la violencia, a menos que sea estrictamente necesario (Cosa distinta es que, si la violencia viene a él, sepa cómo defenderse). En cuanto a su vida social, la misma facilidad que tiene para ganarse enemigos, la tiene para hacer amigos y conquistar corazones. 

Sin embargo, aún no le ha dado por sentar la cabeza, y su único lazo familiar es su hermano Richard, un curtido exmilitar, expulsado del ejército por indisciplinado, pero que todo lo que tiene de pendenciero e impulsivo, lo tiene de valiente y leal.

¡A por el orichalcum!

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