Había que aprovechar el sol.
Con agosto a la vuelta de la esquina, hoy ha sido el primer día que he pisado la playa este año. Y no estoy muy seguro, pero creo que el año pasado entre pitos y flautas no fui ninguno. Si acaso creo que algún día a pasear, pero sin bañarme.
Pero hoy era el día propicio para ello. Había quedado para comer con el amigo Joseba, pero a eso de las 17 nos hemos despedido, y en ese momento había un solazo de justicia, generando un calor digno de pollería. Consultada mi señora novia, hemos batido en duelo a nuestra pereza contra nuestras ganas de ir a la playa, y aunque la primera era un contendiente digno, la segunda se ha alzado con la victoria, y un rato después estábamos ya en Ereaga, disfrutando de un agradable chapuzón.
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