La familia unida jamás será vencida.
Los Radley son una familia normal, con hijos que van al colegio, su casa con jardín, sus barbacoas con los vecinos... pero con una pequeña peculiaridad: son vampiros. Pero vampiros abstemios, que hace tiempo que abandonaron la sangre humana. Los problemas llegan cuando los hijos llegan a la adolescencia, y con ella su despertar vampírico y todas las complicaciones que acarrea, sobre todo cuando llaman al tío, también vampiro y se empieza a liar la cosa.
La idea es simpática y podía dar juego, pero la película se me hizo entre tediosa y aburrida, con un argumento olvidable. Solo salvo el recital interpretativo de Damian Lewis, que da vida con maestría a dos gemelos muy distintos.
Poco más que añadir.
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