Parque Jurásico es, sin duda, la película por antonomasia del género dinosaurios (se siente, En busca del valle encantado y Hace un millón de años) y un icono del cine, que ha dado pie a múltiples secuelas, algunas decentes y otras infumables. Por eso cuando sacan una nueva y voy a verla lo hago sin grandes pretensiones. Ya vi Parque Jurásico con 15 años y es muy difícil que me transmitan de nuevo lo mismo. A esta saga le pido que no me aburra.
En ese sentido, esta nueva entrega cumple. Es una película de aventuras, de "grupo que tiene que sobrevivir en territorio inhóspito" que no ofrece nada nuevo y requiere tremendos saltos de fe para creernos lo que está pasando (a veces mi cerebro gritaba con angustia), pero es divertida y se pasa en un periquete.
Aquí nos cuentan que se manda una expedición a una isla de bichosaurios, en la que han metido a todos los mutados que eran demasiado peligrosos como para exhibirlos, pero demasiado valiosos como para sacrificarlos, y en aras a la medicina hay que obtener muestras de los bichos más gordos de mar, tierra y aire, a lo caza Pokemon. No tiene demasiado sentido, pero compramos vocal.
Por el camino se encontrarán con una familia de supervivientes que tuvieron el encontronazo con uno de estos monstruos y terminarán también jugando al correquetepillo por la jungla jurásica, cada uno por su lado y enfrentándose en todo momento a la muerte (y al tiranosaurio ninja).
Así hasta un final bastante previsible pero funcional, que cierra dos horas y cuarto que no se hacen nada largas. ¿Suma algo a la saga? No especialmente. ¿La estropea? Tampoco.
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