Estirar licencias, algo que gusta mucho en Hollywood, y esta vez le toca el turno a Terminator, la sage de los robots asesinos que viajan en el tiempo (y no me refiero a Robocop). Y aviso a navegantes, ésta no va a ser una crítica seria, sino que la sucesión de spoilers que se concentran harían llorar al mismísimo niño Jesús, por lo que quien tenga intención de ver la película, que se lo piense bien antes de seguir leyendo.
La historia comienza con la ejecución de un tal Marcus, a quien una prostituta de muy, pero que muy alto standing (si el precio por un beso es que le dones tu cuerpo, por un francés prefiero no saber lo que pide) le ofrece un trato, antes de que un verdugo, clavadito a Hiro Nakamura, lo mande a freír espárragos.
La acción se desplaza 15 años en el futuro, donde la guerra contra las máquinas luce en su máximo esplendor, y un valiente John Connor se dedica a hacer misiones. En una de ellas, en la que solo se salva él (qué conveniente) descubre que Skynet está diseñando al T-800 (con forma humana), y que tiene una lista negra encabezada por él mismo y un criajo llamado Kyle Reese (su futuro padre). También descubren una manera de trucar los terminators, y de domesticarlos por radio, pero bueno, habiendo pepinazos, esa sería la solución fácil.
La acción nos traslada de nuevo a un resucitado Marcus, quien deduce que ha sido clonado o algo, y en un encuentro aleatorio contra un Terminator que pasaba por ahí, es ayudado por el niñato de turno, que no es otro que Kyle Reese. Se cogen un coche para darse un paseo, en busca de John Connor, en lo que visualmente parece "Half Life 2: la película", hasta que llegan al campamento de unos supervivientes. Cuando parece que, capitaneados por una anciana, van a lanzar clichés y trozos de guión, todo queda en los clichés, porque un Robosaurio gigante ataca el campamento y comienza el festival del humor. Robogodzilla, cuando es derrotado, suelta a Robodanipedrosa y Robovalentinorossi, es decir, motos-terminator, que persiguen al coche de los protagonistas, que es el único que no ha explotado. Así un rato, hasta que Kyle Reese es capturado, y Marcus se queda por ahí, y se encuentra con una paracaidista de la resistance, con la que luego protagoniza una escena super-original y nada tópica, algo nunca visto en la historia del cine: unos malos y feos aparecen, amenazan a la chica, y cuando la reducen y van a propasarse con ella, aparece él y ¡palos! Novedoso, ¿verdad? Pero lo mejor es cuando con los malos inconscientes, se ponen a dormir como si tal cosa (bueno, seguro que aprendieron la lección, y se irán educadamente al despertar).
Cuando están a punto de llegar, Marcus pisa una mina anti-robot (sospechoso) y es hospitalizado, y cuando le miran los médicos se descubre la terrible verdad: Marcus es un cylon. Eso, en una guerra humanosVSmáquinas no ayuda a hacer amigos, y lo típico, lo encierran, lo torturan, lo interrogan... pero la paracaidista, que se ha enamorado de él, le ayuda a escapar, aunque poco, ya que John Connor le vuelve a capturar. De todas formas, pasmosa la inteligencia que demuestran los resistentes aquí. Su lema es "sobrevivir a toda costa, cargarse 100 robots no compensa perder un solo hombre", pero para cazar al cylon bien que sacrifican un helicóptero lleno de soldados. Muy coherente, sí señor. Curiosa forma de sobrevivir.
Mientras tanto, los jefes de la resistencia, que no parecen compartir esa filosofía de "sobrevivir mola", deciden lanzar un ataque contra la base de Skynet (que como se puede observar no es los Ángeles sino Muskiz, con su planta de Petronor y todo) y llevarse a todos por delante; robots, humanos, cucarachas... Pero eso a Connor no le hace mucha gracia, más que nada porque entre esos humanos está Kyle Reese, que si muere nunca viajará al pasado, nunca conocerá a su madre, y hará que Connor desaparezca de las fotos. Y eso no mola, así que se alía con el Cylon (al que gradualmente se le va poniendo más cara de Schwarzenegger) para colarse en Euskynet (es Muskiz, ¿no?).
El cylon se cuela en Euskynet y hace una cosa que en apariencia es absurda; conectarse a la red para desbloquear puertas y permitir accesos a go-go, pero luego te explican que tiene sentido. Es absurdo porque habría que ser anormal para exponerse de esa forma a que Euskynet te controle, pero todo esto lo explica Euskynet, cuando dice que lo tenía todo previsto, y que el cylon estaba programado para hacer eso, que es una jodida encerrona (de hecho, el submarino de los jefazos de la resistance explota con alegría). Lo que ya tiene algo menos de sentido es que el cylon se arranque trozos de cerebro para que Euskynet no lo controle. Claro, para eso también lo habían programado, ¿verdad? ¿Quién programó Euskynet? ¿Fueron los informáticos de Lantik?
Como en toda película de acción, llega la hora de las tortas, y uno de los mejores momentos de la película, cuando sale un jovencísimo Arnold Schwarzenegger, a repartir sopapos (lástima que no hable, y no podamos oir al gran Constantino Romero). Aquí sí debo decir que Euskynet demuestra inteligencia, y que conoce bien el teorema del ninja, puesto que pese a ser una fábrica y haberlos a docenas, manda los terminators de uno en uno. ¡Al fin un villano competente!
Pero eso no es suficiente, y entre Connor y el cylon se cargan al T-800 (bueno, entre Connor, el Cylon, un lanzallamas, un congelador industrial, una prensa hidráulica, varias armas de fuego, y sobre todo mucho, mucho amor) aunque Connor queda herido de gravedad, al ser empalado por una lanza de hierro. Hacienda no perdona.
Toca escaparse, pero antes de eso, la niña que acompañaba a Reese, y que no ha hecho nada en toda la película, decide que no va a renunciar a su ración de PX y detona un explosivo, volando Muskiz por los aires (probablemente al grito de "¡ha sido la ETA!")
Llega la última escena, con Connor malherido, en su lecho de muerte (en ese momento el espectador piensa "como hagan ahora lo de mandar a Kyle Reese al pasado, me levanto y me voy") y al cylon se le ocurre un plan maestro. Dado que el corazón de Connor está en las últimas (técnicamente una hiperferrosis coronaria: exceso de hierro en el corazón), le dona el suyo, se lo trasplantan, y todos tan contentos, así que el cylon antes conocido como Marcus White vuelve a morir, pero esta vez por decisión propia.
Aunque esto es tan solo una batalla, y la guerra contra las máquinas sigue. Pero la película ya no: fin.
La historia comienza con la ejecución de un tal Marcus, a quien una prostituta de muy, pero que muy alto standing (si el precio por un beso es que le dones tu cuerpo, por un francés prefiero no saber lo que pide) le ofrece un trato, antes de que un verdugo, clavadito a Hiro Nakamura, lo mande a freír espárragos.
La acción se desplaza 15 años en el futuro, donde la guerra contra las máquinas luce en su máximo esplendor, y un valiente John Connor se dedica a hacer misiones. En una de ellas, en la que solo se salva él (qué conveniente) descubre que Skynet está diseñando al T-800 (con forma humana), y que tiene una lista negra encabezada por él mismo y un criajo llamado Kyle Reese (su futuro padre). También descubren una manera de trucar los terminators, y de domesticarlos por radio, pero bueno, habiendo pepinazos, esa sería la solución fácil.
La acción nos traslada de nuevo a un resucitado Marcus, quien deduce que ha sido clonado o algo, y en un encuentro aleatorio contra un Terminator que pasaba por ahí, es ayudado por el niñato de turno, que no es otro que Kyle Reese. Se cogen un coche para darse un paseo, en busca de John Connor, en lo que visualmente parece "Half Life 2: la película", hasta que llegan al campamento de unos supervivientes. Cuando parece que, capitaneados por una anciana, van a lanzar clichés y trozos de guión, todo queda en los clichés, porque un Robosaurio gigante ataca el campamento y comienza el festival del humor. Robogodzilla, cuando es derrotado, suelta a Robodanipedrosa y Robovalentinorossi, es decir, motos-terminator, que persiguen al coche de los protagonistas, que es el único que no ha explotado. Así un rato, hasta que Kyle Reese es capturado, y Marcus se queda por ahí, y se encuentra con una paracaidista de la resistance, con la que luego protagoniza una escena super-original y nada tópica, algo nunca visto en la historia del cine: unos malos y feos aparecen, amenazan a la chica, y cuando la reducen y van a propasarse con ella, aparece él y ¡palos! Novedoso, ¿verdad? Pero lo mejor es cuando con los malos inconscientes, se ponen a dormir como si tal cosa (bueno, seguro que aprendieron la lección, y se irán educadamente al despertar).
Cuando están a punto de llegar, Marcus pisa una mina anti-robot (sospechoso) y es hospitalizado, y cuando le miran los médicos se descubre la terrible verdad: Marcus es un cylon. Eso, en una guerra humanosVSmáquinas no ayuda a hacer amigos, y lo típico, lo encierran, lo torturan, lo interrogan... pero la paracaidista, que se ha enamorado de él, le ayuda a escapar, aunque poco, ya que John Connor le vuelve a capturar. De todas formas, pasmosa la inteligencia que demuestran los resistentes aquí. Su lema es "sobrevivir a toda costa, cargarse 100 robots no compensa perder un solo hombre", pero para cazar al cylon bien que sacrifican un helicóptero lleno de soldados. Muy coherente, sí señor. Curiosa forma de sobrevivir.
Mientras tanto, los jefes de la resistencia, que no parecen compartir esa filosofía de "sobrevivir mola", deciden lanzar un ataque contra la base de Skynet (que como se puede observar no es los Ángeles sino Muskiz, con su planta de Petronor y todo) y llevarse a todos por delante; robots, humanos, cucarachas... Pero eso a Connor no le hace mucha gracia, más que nada porque entre esos humanos está Kyle Reese, que si muere nunca viajará al pasado, nunca conocerá a su madre, y hará que Connor desaparezca de las fotos. Y eso no mola, así que se alía con el Cylon (al que gradualmente se le va poniendo más cara de Schwarzenegger) para colarse en Euskynet (es Muskiz, ¿no?).
El cylon se cuela en Euskynet y hace una cosa que en apariencia es absurda; conectarse a la red para desbloquear puertas y permitir accesos a go-go, pero luego te explican que tiene sentido. Es absurdo porque habría que ser anormal para exponerse de esa forma a que Euskynet te controle, pero todo esto lo explica Euskynet, cuando dice que lo tenía todo previsto, y que el cylon estaba programado para hacer eso, que es una jodida encerrona (de hecho, el submarino de los jefazos de la resistance explota con alegría). Lo que ya tiene algo menos de sentido es que el cylon se arranque trozos de cerebro para que Euskynet no lo controle. Claro, para eso también lo habían programado, ¿verdad? ¿Quién programó Euskynet? ¿Fueron los informáticos de Lantik?
Como en toda película de acción, llega la hora de las tortas, y uno de los mejores momentos de la película, cuando sale un jovencísimo Arnold Schwarzenegger, a repartir sopapos (lástima que no hable, y no podamos oir al gran Constantino Romero). Aquí sí debo decir que Euskynet demuestra inteligencia, y que conoce bien el teorema del ninja, puesto que pese a ser una fábrica y haberlos a docenas, manda los terminators de uno en uno. ¡Al fin un villano competente!
Pero eso no es suficiente, y entre Connor y el cylon se cargan al T-800 (bueno, entre Connor, el Cylon, un lanzallamas, un congelador industrial, una prensa hidráulica, varias armas de fuego, y sobre todo mucho, mucho amor) aunque Connor queda herido de gravedad, al ser empalado por una lanza de hierro. Hacienda no perdona.
Toca escaparse, pero antes de eso, la niña que acompañaba a Reese, y que no ha hecho nada en toda la película, decide que no va a renunciar a su ración de PX y detona un explosivo, volando Muskiz por los aires (probablemente al grito de "¡ha sido la ETA!")
Llega la última escena, con Connor malherido, en su lecho de muerte (en ese momento el espectador piensa "como hagan ahora lo de mandar a Kyle Reese al pasado, me levanto y me voy") y al cylon se le ocurre un plan maestro. Dado que el corazón de Connor está en las últimas (técnicamente una hiperferrosis coronaria: exceso de hierro en el corazón), le dona el suyo, se lo trasplantan, y todos tan contentos, así que el cylon antes conocido como Marcus White vuelve a morir, pero esta vez por decisión propia.
Aunque esto es tan solo una batalla, y la guerra contra las máquinas sigue. Pero la película ya no: fin.
El final original molaba más: Connor moría y para no desmoralizar a la Resistencia, Marcus se pone la cara del cadáver para seguir guiándoles. Es igual de absurdo que el resto de la peli, pero más cañero.
ResponderEliminarPor cierto, tras ver Perdidos y T:Salvation, me queda claro que si fuese mujer no me metería a paracaidista ni loco, pobrecitas mías.