Hoy me tocaba mostrador, una buena forma de conocer gente. Algunos mejor, otros peor, pero en su mayor medida gente correcta y educada que simplemente viene a hacer una gestión o a informarse de cómo solucionar un problema.
Pero luego están las excepciones, ese pequeño porcentaje de individuos esperpénticos que vienen a veces a amenizar la velada.
A veces son personas a las que es difícil dar una respuesta, como el que venía quejándose de un cobro indebido. Bueno, no es del todo cierto, ya que el cobro indebido le llegó hace tiempo, a lo que él dio su consentimiento. Su queja era otra, su queja era que cuando él firmó el consentimiento tenía el dinero para pagarlo, pero que ahora que se lo han empezado a quitar del banco ya no lo tiene. Sabía que iba a tener que pagar ese dinero. ¿No habría sido mejor no gastarlo?
A veces tenemo también elementos recalcitrantes, que derivan la conversación a un bucle infinito. Te exponen su situación y les escuchas, para acto seguido decirles dónde pueden acudir, o incluso dejando abierta la puerta de presentar alegaciones por escrito. Pero no hay manera, te lo cuentan una y otra vez, lo mismo. Reiteración constante. Reiteración constante. Reiteración constante... Go To 10.
Pero el galardón de ser el gilipollas del día se la lleva un tipejo que ha venido asomrbado e indignado por no haber cobrado su sacrosanta paga este mes. El impago era debido a su incumplimiento de la obligación de apuntarse a Lanbide. Se han cruzado los datos, y como no estaba, pese a que de sobra se le había instado a hacerlo, se le ha suspendido. Le he preguntado si estaba apuntado y desde cuándo. Me ha respondido que se apuntó ayer.
Le he comunicado que no iba a cobrar marzo, y que probablemente tampoco iba a cobrar abril. A ello me ha respondido, no exento de chulería con un "porque tú lo digas". Me he permitido matizarle que más bien porque lo dice la norma. En ese momento ha tenido a bien manifestar que yo no soy nadie, y que por encima de mí hay un jefe. Efectivamente, por encima de mí hay un jefe, y tal como le he hecho saber, es precisamente mi jefe el que me ha dicho que no va a cobrar.
Parece ser que la respuesta no ha sido de su agrado, y con claro aire de provocación ha empezado a proferir insultos, "eres un don nadie, un pinchauvas, un monicaco", muy al estilo de Jesús Gil. Caer en su juego habría sido una completa estupidez por mi parte, por lo que una sonrisa y un "buenos días" ha terminado con la conversación, y mientras él se iba vociferando he seguido atendiendo a la gente.
Pero luego están las excepciones, ese pequeño porcentaje de individuos esperpénticos que vienen a veces a amenizar la velada.
A veces son personas a las que es difícil dar una respuesta, como el que venía quejándose de un cobro indebido. Bueno, no es del todo cierto, ya que el cobro indebido le llegó hace tiempo, a lo que él dio su consentimiento. Su queja era otra, su queja era que cuando él firmó el consentimiento tenía el dinero para pagarlo, pero que ahora que se lo han empezado a quitar del banco ya no lo tiene. Sabía que iba a tener que pagar ese dinero. ¿No habría sido mejor no gastarlo?
A veces tenemo también elementos recalcitrantes, que derivan la conversación a un bucle infinito. Te exponen su situación y les escuchas, para acto seguido decirles dónde pueden acudir, o incluso dejando abierta la puerta de presentar alegaciones por escrito. Pero no hay manera, te lo cuentan una y otra vez, lo mismo. Reiteración constante. Reiteración constante. Reiteración constante... Go To 10.
Pero el galardón de ser el gilipollas del día se la lleva un tipejo que ha venido asomrbado e indignado por no haber cobrado su sacrosanta paga este mes. El impago era debido a su incumplimiento de la obligación de apuntarse a Lanbide. Se han cruzado los datos, y como no estaba, pese a que de sobra se le había instado a hacerlo, se le ha suspendido. Le he preguntado si estaba apuntado y desde cuándo. Me ha respondido que se apuntó ayer.
Le he comunicado que no iba a cobrar marzo, y que probablemente tampoco iba a cobrar abril. A ello me ha respondido, no exento de chulería con un "porque tú lo digas". Me he permitido matizarle que más bien porque lo dice la norma. En ese momento ha tenido a bien manifestar que yo no soy nadie, y que por encima de mí hay un jefe. Efectivamente, por encima de mí hay un jefe, y tal como le he hecho saber, es precisamente mi jefe el que me ha dicho que no va a cobrar.
Parece ser que la respuesta no ha sido de su agrado, y con claro aire de provocación ha empezado a proferir insultos, "eres un don nadie, un pinchauvas, un monicaco", muy al estilo de Jesús Gil. Caer en su juego habría sido una completa estupidez por mi parte, por lo que una sonrisa y un "buenos días" ha terminado con la conversación, y mientras él se iba vociferando he seguido atendiendo a la gente.