Recibiendo el nuevo año con elegancia.
No es que yo sea muy fan de la Nochevieja, pero es una cita ineludible, que se compone de cena de nochevieja propiamente dicha, y celebración, generalmente festiva, de año nuevo después.
Este año la cena contaba con un elemento adicional, Joan, un amigo de Barcelona que por motivos de trabajo vive en Bilbao, y que se vino a cenar conmigo y con mi padre, en alegre compañía.
Tras ver las campanadas recogí camino a mi casa, previa parada en el portal de enfrente para recoger a cierta personita. Después, a casa a ponerme elegante y a la lonja, donde teníamos una fiesta a lo casino, con timbas de poker, ropa elegante y música adecuada.
Como no soy muy de jugar a poker, en lugar de jugar me dedico a instruir en los rudimentos del juego a los que no saben cómo se juega.
El resto de la noche transcurre entre bebidas, risas y partidas al "Caricaturas", donde hay gloriosos momentos como "Princesas Disney, como por ejemplo, Kiko Veneno".
Y ahí estamos hasta las 6, hora a la que algunos valientes se van de bares. Pero entre la lluvia, el cansancio, y que yo había hecho el firme propósito de pasar olímpicamente de entrar a bares en nochevieja, toco retirada y me desplazo a mi domicilio a descansar.
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