Aquí se celebraron.
Este fin de semana en Arroyo de la Encomienda ha dado bastante de sí, a pesar de ser unas jornadas pequeñitas y con un poco menos de afluencia de lo que hubiera sido deseable, así como algunos ratos muertos. Pero el balance es positivo, y la crónica la siguiente.
Esto empeiza el viernes en un tren que me lleva con Virginia, Andrés y un peluche que simula a Guille (se nos uniría más tarde, pero por cosas de RENFE, nos salía más barato comprar su billete de ida que no comprarlo), y a nuestra llegada a Arroyo nos acreditamos e instalamos. Y vemos que hay camas. ¡Camas de verdad! Y lo que es mejor, estufas.
Saludamos gente, comemos y por la tarde algo de juegos de mesa y primera partida, "El dedo del hombre negro", una partida de rol en vivo muy irreverente, que sin duda habría hecho las delicias de los fanáticos de la correción política de Errenteria.Por la noche cenamos, y nos entregamos al noble arte de arreglar el país, de charleta hasta las mil, alternando con juegos de mesa.
El sábado por la mañana me apunto a una partida que me resulta familiar, "Cazadores de leyendas", no la aventura del libro sino una aparte, y ahí que me veo de jugador con unos personajes a los que, con permiso del autor Ismael D. Sacaluga, casi considero míos.
Comemos y por la tarde vuelve a haber rol, pero esta vez como director, dando caña a los Children of Chaos, en una partida que acaba alargándose hasta durar casi 4 horas, por presión de los jugadores, que pedían más y más. La noche, como la anterior, sin partida. Algo de mesa, unas bebidas y charleta.
Domingo por la mañana, pruebo una partida de Fragmentos (está claro que este fin de semana tocaba barrer para casa), jugando "Susurros", una de las partidas del libro, con un personaje tan gilipollas como divertido de llevar. Y un terrible desenlace.
Por la tarde rol en vivo, donde soy un actor que se presenta al casting para ser el nuevo Doctor Who, y al que una serie de acontecimintos acaban metiendo en una TARDIS de verdad, como compañero del Doctor real.
Por la noche otro vivo, una de piratas en la que soy un capitán corsario inglés, tratando de desbaratar un motín que no tenía razón de ser, en una partida que hacía agua por demasiados sitios, sobre todo por la carencia de conflicto, y porque era la opera prima del Director de Juego, que se mostró realmente receptivo a todas las sugerencias.
Ya el lunes fue día de clausura, despedidas y viajes en tren. En la clausura tuvo su gracia que me tocó en el sorteo un libro que ya tenía "Estrellas anónimas", cuando lo doné me ofrecieron a cambio el "Postapocalyptica", que también tengo, y finalmente me acabaron regalando la 5ª edición de Ars Magica. Y Trancettos, muchos Trancettos.
Unas jornadas entrañables, sobre todo por la gente que las organiza. Un saludo a ellos, a los que me acompañaron desde Bilbao, a los frikis que ya conocía, y a los que he conocido allí. Que aunque cuando hable de jornadas suelo hablar sobre todo de rol, el rol es solo una parte de las jornadas.
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