El listón no está muy alto.
Hoy hemos empezado con un curioso curso de formación en el trabajo, sobre el lenguaje de signos para la comunicación con sordomudos, y la verdad es que el primer día (serán en total 4 sesiones de 5 horas cada una) he salido contento y con la sensación de haber aprendido mucho.
Mucho menos teórico de lo que esperábamos, la profesora nos ha metido enseguida en materia, impartiendo la clase sin usar una sola palabra y metiéndonos de lleno en el mundo de la comunicación sin habla. Esa sensación de volver a ser analfabeto y tener que aprender de nuevo a leer (como cuando estudié ruso pero peor) unido a la satisfacción de ir aprendiendo pequeñas cositas; primero las letras, luego a decir el nombre y transmitir conceptos sencillos como los saludos, los números, los días de la semana...
Es complicado, ya que tienes la sensación de tener que estar a mil cosas, y bueno, que es de estas cosas que si no las usas se te olvidan enseguida (a ver cuánto de lo aprendido hoy recuerdo el viernes que viene), y tampoco sé si algún día llegaré a emplearlo, pero como adquisición de conocimiento es gratificante. Cansado, pero gratificante.
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