El cuñado del rol opina.
Habiendo recuperado sueño tras este fin de semana tan ajetreado, toca hablar de lo que han sido las jornadas, que me ha tocado verlas desde dentro, una experiencia que me ha gustado más de lo que pensaba, a pesar de ciertos momentos de crisis en los que pensábamos que nos iba a explotar la cabeza.
El miércoles sobre las 20:00 de la tarde cogí el tren a Orduña, me pasé por el frontón donde algunos llevaban ya desde las 5 haciendo el montaje, me fui a la pensión donde me alojaba, dejé las cosas y volví al frontón, que es donde se iban a realizar las jornadas.
Ahí empiezan los primeros problemas gordos, con un momento de crisis cuando nos comunican que no vamos a tener 5 habitaciones para alojar a la gente sino 4, con la consiguiente reducción de aforo, y me encuentro con que el tetris que había hecho para ubicar a la gente en los dormitorios no vale, y hay que hacer otro. ¡Horreur!
Gracias a que algunas cancelaciones de última hora habían dejado huecos, conseguimos apurar el espacio y buscar sitio para todo el mundo. Hecho lo cual, y como al día siguiente toca madrugar, me retiro a la cama.
El jueves por la mañana me toca estar en mesa, inscribiendo a la gente y viendo muchas caras conocidas. Una tarea que se hace agradable, pues la gente llega muy escalonada y estamos unos cuántos para repartir bien el trabajo. No tan agradable fue lo de ir a comer, pues no somos capaces de encontrar en toda Orduña un sitio en el que nos puedan atender, y cuando por fin encontramos uno, nos toca esperar como una hora hasta que nos dan de comer. Rico y a buen precio, pero con el hambre que tenía, me habría comido hasta una silla.
Por la tarde dirijo mi partida "Atrapados en la noche de los tiempos" (descargable aquí), y resulta bastante cómodo, ya que disponemos para ello de una enorme sala en el edificio de la Alhóndiga de Orduña. Por la noche, después de cenar y jugar alguna cosilla de tablero, prontito a la cama.
El viernes otra vez me toca estar en mesa, pero esta vez a las 8 de la mañana. Nuevamente, se hace bastante ágil la cosa y la mañana pasa rápido. Por la tarde, con odisea para comer, pero no tanta, dirijo mi partida de Blacksad: Parque Zoológico. Lamentablemente, como dos de los jugadores tenían que marcharse pronto, me veo obligado a recortar excesivamente la partida.
Y por fin el viernes a la noche consigo jugar a algo. "El retorno de Sir Archibald Dudley", una gamberrada irreverente y profana del rol en vivo, muy cortita y de humor absurdo, secuela de la también gamberra "El dedo del hombre negro" y acto seguido, "Misión Daedalus", también secuela, pero esta vez de "Misión Daedalus". Está claro que estas jornadas me iban a dejar secuelas.
Al acabar los vivos, un poco de juegos de mesa para echar unas risas, sobre todo con el "Cartas contra la Humanidad" (como puede verse, el viernes por la noche me dejé la corrección política en casa) hasta que a las 3 o así opto por retirarme, que el sábado por la mañana no tenía turno, pero sí otros quehaceres.
Mañana sigo.
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