Un billar al año no hace daño.
Al lío del fin de semana, que llevo desde el jueves sin tocar esto. Y no porque haya estado especialmente liado, todo lo contrario, ha sido un fin de semana tirando a tranquilito, como procedo a relatar.
El viernes, que por la mañana sí fue bastante ajetreado en el trabajo, dio de sí una tarde relajada, entre estar en casa (ambas casas), y pasar a última hora por la lonja, a jugar una partida de Homeland.
Tampoco tuvo mucha historia el sábado. Por la mañana a hacer compras, a mediodía comilona en el Wok (cumpleaños del señor Rubio) y por la tarde, tras la ronda de billares, a Fnac, donde mi asociación hacía demostraciones del juego de mesa "Juego de Tronos" (a la que no vino prácticamente nadie, por cierto).
Por la noche, como me dio una alergia galopante, me retiré a casa, donde me vi la floja película de Netflix "¿Qué te llevarías a una isla desierta?".
El domingo por la mañana fue algo más productivo, pues me dio por cocinar y hacer unas torrijas, siguiendo mi propia receta. Por la tarde a Miribilla, a ver la sufrida victoria (62-59) contra el correoso Melilla y por último a la lonja, a jugar el cierre de una nueva sesión de la campaña de Warhammer.
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