Loras el ninja.
Después de la magistral Daredevil y sus casi spinoffs Jessica Jones y Luke Cage, le llegaba el turno al hermano pobre (pobre en cuanto a calidad, que en cuanto a poder adquisitivo, es el más forrado de los cuatro), que es Iron Fist.
Nos cuenta la historia de Danny Rand, un millonario perdido que vuelve después de haber estado desaparecido años en el Himalaya y vuelve convertido en el puño de hierro, un especialista en artes marciales, gracias a su entrenamiento, y tendrá que lidiar con sus dramas mundanos (recuperar su nombre y su empresa) y místicos (enfrentarse a la insidiosa y misteriosa Mano, que ya vimos en Daredevil).
Vale, ¿y qué aporta, en mi opinión la serie? Francamente, me puse a ella por puro completismo y sin grandes expectativas, pues las críticas la ponían bastante a partir, y porque algún día me gustaría ponerme con Defenders, y para eso sí viene bien haber visto Iron Fist. Por lo demás, sin ser el horror que me habían pintado, sí me ha parecido floja y le costaba captar mi interés, pues ni la trama de la empresa Rand ni la trama de K´un-Lun me atrapaban, y lo único interesante eran las escenas de tortazos, que al menos eran entretenidas.
El cómic de Iron Fist nunca me llamó demasiado la atención, dicho sea de paso, y la serie me la he tomado simplemente como un necesario preludio de Defenders. Lo sé, soy un poco masoquista.
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