Triste y sola, como la calle Fonseca.
Una de las cosas que hicimos cuando saltó el estado de alarma, lógicamente, fue dejar de ir a la lonja (no poder salir de casa influía), y aunque a medida que fueron aligerándose las restricciones hacía ya bastante que desde un punto de vista legal podíamos ir, a nivel interno aún la teníamos en un standby, siendo hoy el día que con las normas autoimpuestas (en cumplimiento de las legales, claro), ya queda claro cómo se puede usar. Con mascarilla, desinfectante, aforo limitado y demás, pero por fin podemos ir a jugar.
Y aunque hoy ha sido simplemente ir, hacer la foto y volver, por fin he podido ir ahí y estar un rato.
Espero con gran deseo poder ir y jugar a algo, así como estar con gente.
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