Atardecer en Ereaga.
Una cosa que me gusta mucho hacer en verano, pero que este año he hecho muy pocas veces es ir a la playa. Tan pocas como tres han sido este año. Una allá por julio, una la semana pasada y otra hoy, que al ser septiembre, y con el curso empezado, había poca aglomeración de gente. Por supuesto, me he zambullido, y tan a gusto que se estaba.
Pero no ha sido ese el único baño del día, pues por la mañana (esta semana aún estoy de vacaciones) he aprovechado para ir a nadar y el polideportivo elegido ha sido uno al que no había ido desde hacía tiempo, que es el de San Mamés (justo bajo el campo de fútbol), donde además de nadar uno puede quedarse haciendo la ameba en la piscina de chorros, que al ser con cita previa, está siempre vacía.
Solo me habría faltado tener bañera en casa para tener triple sesión de remojo.
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