Me llamo Ultrón. ¿Es usted el titular de la línea?
Vengo a narrar un episodio recién sucedido en la oficina, cuando ha sonado un teléfono, y aunque estábamos ya fuera de horario de atención telefónica y no era el mío, sino el de un puesto en el que no hay nadie, he cogido por si era una llamada de trabajo o, lo que pasa más a menudo, alguien que se ha confundido de teléfono. Y la conversación ha sido algo más o menos tal que así (la abrevio, que ha sido bastante más larga y surrealista):
-Diputación de Bizkaia, dígame.
-Hola, le llamo de una empresa de energías renovables, es por un proyecto de placas fotovoltaicas que... (era más largo, pero por simplificar).
-Vale, un momento. No sé si es conmigo con quien quieres hablar, esto es la Diputación de Bizkaia.
-Hola, le llamo de una empresa de energías renovables, es por un proyecto de placas fotovoltaicas que...
-Sí, eso me lo ha dejado claro, ¿pero con quién quiere hablar?
-Hola, le llamo de una empresa de energías renovables, es por un proyecto de placas fotovoltaicas que...
-Que sí, que muy bien, pero me tiene que decir con qué departamento quiere hablar, para que yo le redirija.
-Hola, le llamo de una empresa de energías renovables, es por un proyecto de placas fotovoltaicas que...
-Eh, ¿esto es una grabación automatizada?
-No, no soy ningún robot. (Responde ofendido)
-Ah, perdone usted.
-Hola, le llamo de una empresa de energías renovables, es por un proyecto de placas fotovoltaicas que...
Le dejo que se explaye, que hasta que no me suelte el rollo entero no va a parar. En ese momento supongo que simplemente va a ser alguien muy cuadriculado y sigue el manual de estilo a rajatabla.
Termina y me pregunta:
-¿Es usted el responsable de la instalación de placas solares?
-Eh, no. Yo solo soy un administrativo, y esto es la Diputación Foral de Bizkaia. Para esto tendría que hablar con el departamento de Sostenibilidad.
-Ah, pues buenos días.
Finalizada la llamada, he buscado el número en Internet (698941632) y he podido comprobar, por los comentarios que había en algunas páginas que, efectivamente, es una estafa telefónica y quien está al otro lado no es una persona sino una locución automática. Pero lo alarmante de esto es que esa locución haya sido capaz de reconocer y reaccionar a que yo le preguntara si era un robot.
Da un poco de miedo, la verdad.
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