Las Omicron no son un lugar.
Lo bonito de las jornadas de rol es que conoces gente de todas partes, y res genial cuando haces o recibes visitas. Ese fue el caso ayer, que vino Sergio, un habitual de las Omicron, a las que viene desde nada menos que desde Helsinki, donde vive, que aprovechando que tenía que venir a euskadi por un tema familiar, me avisó y pudimos quedar ayer, junto con el amigo Carlos, socio de Abaco y también participante en la organización de las jornadas, que se nos unió.
El plan: pues pintxopote, ponernos hasta las patas, solucionar el mundo y compartir batallitas. La parte del turisteo urbano, con la chaparrada de lluvia que estaba cayendo, ayer iba a ser que no.
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