No confundir con esta otra.
John Woo, uno de los directores más icónicos del cine de acción de Hong-Kong, nos trae esta historia de venganza, pandilleros y muertes a go-go, que a pesar de tener escenas maravillosas no me terminó de funcionar y se me hizo aburrida, precisamente por la principal característica de la película, y es que el protagonista es mudo y la película no tiene diálogos.
Esto va de un tipo al que un tiroteo fortuito entre pandilleros hace que su hijo de siete años termine muerto y él con una bala en la garganta, al borde de la muerte. Consigue sobrevivir, pero pierde la capacidad de hablar, y como es de esos que no saben aguantar una broma, decide pasarse el año entrenando y documentándose, para convertirse en una especie de Punisher y provocar un severo pandillericidio.
Pasa el año y se pone manos a la obra. Me gustó que hay escenas muy buenas, y me gustó el detalle de que a pesar de haberse pasado el año entrenando, no es ningún profesional, y comete errores de novato, lo que da pie a peleas muy bien rodadas. No me gustó que la falta de diálogos le impone un aire plomizo y las peleas y tiroteos terminan resultando repetitivos, y la escena final, con pinta de videoclip, termina convirtiéndose en un trámite que deseas ver terminar.
Tiene sus cosas, pero en general diría que no me funcionó.
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