Mary Poppins meets Terminator.
En una premisa que ya es un cliché (ahora mismo se me ocurren M3gan y DIAbólica): una familia compra una IA doméstica avanzadísima que al principio les hace la vida más fácil, pero que cuando se vuelve loca les empieza a putear de mala manera. Vamos, la historia de HAL 9000 de 2001: una odisea en el espacio, pero en su versión más simpsoniaca.
Aquí son un matrimonio con dos hijos en el que la mujer tiene que pasar una temporada en el hospital, de modo que se compran una robochacha con la apariencia de Megan Fox, así que pasan cosas. Y de esas cosas luego vienen las implicaciones éticas y morales.
El resto, pues lo previsible. Nada nuevo bajo el sol, en una película que sigue un esquema muy básico y no se mete en vericuetos extraños ni intenta reinventar la rueda. ¿Que no aporta absolutamente nada, más allá de una excusa para mostrar a Megan Fox luciendo cuerpazo? También.
Diría que entra en la categoría de película que dentro de unos años olvidaré haber visto.
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