El mejor ejemplo de cómo no tiene que ser la adaptación a imagen real de una película de animación. Porque puedes optar por hacerla exactamente igual, con un aspecto visual diferente o, preferiblemente puedes optar por darle algún añadido interesante (en este aspecto me funcionó muy bien Lilo&Stitch), pero lo importante es que tenga alma (lo hacían muy bien en La sirenita) y sobre todo que no aburra.
En todo eso fracasa esta versión de Cómo entrenar a tu dragón. Por una parte intenta clavar el aspecto visual, con un Desdentado que es prácticamente el mismo gráfico con texturas distintas o esos vikingos de cascos imposibles, pero a la vez intenta darle un tono más épico y solemne. Pero lo hace sin ningún tipo de chispa, resultando un producto industrial y enlatado, en el que no nos aportan absolutamente nada de interés. Pero lo peor de todo es que la original destacaba por lo simpático que era el dragón que da nombre a la película y aquí resulta de lo más soso.
Tampoco ayuda a creerse la película la elección de los protagonistas (y no lo digo por Nico Parker, que en realidad es de las pocas que salvan los muebles), sino porque resulta difícil creer que ese Mocoso y esos mellizos hagan bullying a ese Hipo, cuando con los actores elegidos sería más verosímil lo contrario. Y que los secundarios sean así de ridículos choca con el tono pretendidamente épico que la película quiere tener. A eso le sumamos un final que difícilmente podría ser más genérico y ya tenemos la fórmula perfecta para el tostón.
A evitar.
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