viernes, 14 de abril de 2023

Severance

El trabajo es lo único que tiene en su cabeza.

En un futuro indeterminado pero cercano, una gran empresa desarrolla una nueva tecnología y la aplica a sus empleados. Lo que hace es que al entrar al trabajo se les borran todos sus recuerdos anterores, y cuando salen pierden todos los recuerdos del trabajo, de manera que su personalidad se desdobla en dos, y es como si hubiera dos personas completamente distintas en un mismo cuerpo. Una llevando una vida más o menos normal y la otra condenada a una vida de eterno trabajo. 

Esta, que podría dar pie a un capítulo de Black Mirror, es la premisa de esta genial serie, que nos ofrece un planteamiento diabólico, cuya estética de apariencia amable hace que resulte todavía más perturbadora, como esos cuadros en los que encuentras cosas más terribles cuanto más los miras. Escenas, como la de la fiesta del jazz, consiguen ser completamente inquietantes (fabuloso Tramell Tillman, aunque todos los actores bordan sus papeles).

La historia nos va soltando la información de manera que queremos saber más (plantándonos en el último capítulo un cliffhanger del tamaño de Alabama) y haciendo mucho hincapié en la pregunta de quiénes somos. ¿Sería yo la misma persona si no recordara nada de lo que he hecho ni a quién he conocido?

Pero dentro de la genialidad que es esta serie, debo quitarme el sombrero ante lo milimétricamente medida que parece en ocasiones, cómo consigue dejarnos delante de las narices pistas de lo que va a pasar sin que nos demos cuenta, y el grado de atención al detalle, como explican muy bien en este interesantísimo artículo, que recomiendo leer a quien haya visto la serie y desaconsejo a quien aún no lo haya hecho. 

Una de las mejores series de 2022, aunque o la haya visto ahora (le tenía echado el ojo desde verano, pero no ha sido hasta ahora, que me he suscrito a AppleTV), y diría que la que más me ha gustado de lo que llevo de 2023.

Muy recomendable.

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