Creo que es importante los que, como es mi caso, tenemos la suerte de no ver comprometidos nuestros trabajos colaboremos, en la medida de lo posible, con iniciativas de este estilo y ayudemos al pequeño comercio. Las cosas están jodidas, y no vamos a hacer milagros, pero si podemos hacer que estén aunque sea un 0,01% menos jodidas, pues eso que logramos. Por eso me gusta esta iniciativa que permitirá echar una pequeña mano a partir del viernes.
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miércoles, 22 de abril de 2020
martes, 12 de diciembre de 2017
Pantomima Full
Alberto Casado y Róber Bodegas
Conocí a esta pareja de humoristas en un vídeo que vi en Facebook, en el que salía Róber hablando del festival de música BBK Live (tema que me interesa tanto como la reproducción del estornino en cautividad) con un estilo muy peculiar, que define sus vídeos, y que me hizo mucha gracia. Fui viendo otros vídeos en los que hablaban de otros temas, y picoteando acabé por ver creo que todos, pues son muy cortitos, de en torno a un minuto, y muy amenos.
En ellos siempre sale uno de los dos (Alberto o Róber) hablando de algún tema, el que sea, y lo hacen desde la actitud de un poser, alguien que se cree que sabe de lo que habla, mientras que el texto se dedica a dejarles en evidencia, y queda bastante gracioso.
Como contado resulta bastante menos divertido que visto, pongo algunos ejemplos:
El primero que vi.
Clases de urbanismo.
Blablavídeo
Este les hizo ganarse críticas de gente que no pilló el tono paródico.
Y hay unos cuántos más, todos ellos bastante simpáticos a mi juicio. Luego tienen alguna otra cosa, una especie de vídeos de primera, que me ha gustado menos, pero estos minivídeos, cuando sacan alguno nuevo me alegran la mañana.
Se cree un blogger.
jueves, 22 de junio de 2017
Cajeros de la BBK
¿Pajeros automáticos?
Absténgase quien busque un sesudo análisis socioeconómico o una meditada crítica a la política publicitaria de Kutxabank, pues esta entrada solo busca el cachondeo a costa de los, en mi opinión, desafortunados carteles que acompañan a algunos cajeros automáticos de esta entidad financiera.
El primero que me topé fue el de la izquierda, en el que una mujer (¡haciendo womanspreading!) tiene un cajero automático a la altura de su vagina, lo que casual o intencionado es fuente de chistecitos, que si flujo de dinero, que si depósitos a plazo fijo. Rentabilidad garantizada a los 9 meses... ¡toda una mina!
Un coñazo de anuncio.
Pero como Kutxabank es una entidad concienciada con la igualdad de género, no podían dejar que esta Eva de las finanzas no tuviera su Adán, así que ayer me pasaron esta otra foto que, sin ser tan clamorosa, es la polla.
¡Vas a sacar dinero de mis cojones!
Tanto si es una metedura de pata o algo provocado (tampoco sería de extrañar, que la publicidad tiene estas cosas), desde luego es algo que da mucho juego (¡chistes de dinero y sexo, nunca a nadie se le ocurrió algo semejante!) y con lo que me podría tirar la mañana haciendo chistes. Creo que solo lo mejorarían con una tercera variedad que fuera un cajero automático colocado encima de la foto de un culo.
Pero yo me pregunto: ¿Qué nos quieren decir con esto? ¿Es Kutxabak realmente un banco de semen? ¿Es una publicidad encubierta de alguna inminente fusión con Rabobank?
PD: Con cómo maneja aquí Kutxabank los tradicionales roles de género, en los que la mujer se queda en casa con los niños y el hombre con las cosas de ocio, mejor hoy no me meto.
lunes, 19 de mayo de 2014
Agur BBK
¡Patada!
En las mudanzas hay que soltar mucho lastre, y en eso se había convertido mi cuenta en esta entidad. La conservaba para tener una cuenta conjunta con mi inminente ex-compañero de piso para hacer frente a los gastos comunes (agua, luz, gas...) y al cesar la convivencia, esta carece de sentido. Y como tampoco estaba especialmente contento con la BBK (al final son casi todos igual de mangantes, no nos engañemos, pero estos me mangaban a mí), he ido a cancelar ambas cuentas.
Pero el verdadero ladrón siempre tiene un as en la manga, y estos señores había tenido a bien calzarme 20 euros de comisión en concepto de una tarjeta nueva, pues la mía caduca el 31 de mayo. La tarjeta nueva ni la he activado ni la he usado, ni lógicamente iba a suceder eso. Pero cobrarla, bien que la cobran.
Por suerte, y sin ofrecer demasiada resistencia (solo ha habido que matar 3-4 rehenes) me han dado mis 20 euros, ya que no había justificación para cobrármelos. Pero claro, así funcionan. Meten comisioncitas pequeñas por todas partes, que la gente no se va a quejar porque es poco dinero, y con todo lo que sacan de la gente que no se queja, facturan millonadas.
Y de hecho, al cancelarla he visto que tenían los santos cojones de cobrarme 8,80 euros de comisión al cancelarla, que cuando he preguntado de dónde salían me ha dicho sin inmutarse que eran de la parte proporcional de la comisión de mantenimiento del semestre. Y como ni me apetecía discutir, ni tenía tan claro que esa estuviera mal (a diferencia de los 20 euros de la tarjeta, que era algo clamoroso), me he despedido y marchado de esa oficina para siempre. Con la sensación de que me han tangado 9 euros a la cara, pero también la de que me habrían tangado 20 si no me llego a dar cuenta.
martes, 19 de noviembre de 2013
Adeu La Caixa
De recuerdo, unos tuppers.
Hace tres años trasladé mi nómina a La Caixa para que me regalaran la televisión, y ahí la he tenido hasta antes de verano. El motivo de quitarla fue que sacaron la promoción de "Tablet gratis si traes la nómina". Yo ya tenía ahí la nómina, pero llevaba más de los 18 meses preceptivos ahí, así que me planté en la sucursal, a ver si colaba y me lo daban por mantener la nómina. O en su defecto por quitarla y volverla a poner. Y todo lo que recibí fue una palmadita en la espalda y un estúpido cuaderno con cupones de descuento.
No coló, así que quité de ahí la nómina. Y al quitar la nómina, me mandaron la carta en la que me decían que me iban a cobrar cada mes 4,75 euros de comisión de mantenimiento de cuenta por no tener la nómina domiciliada. Y hombre, la verdad es que el tiempo que he tenido ahí la cuenta no puedo negar que era una entidad bastante cómoda, la web estaba bien para hacer operaciones, y aunque en Bilbao no tiene tantos cajeros como la BBK, pues pijadillas como el Servicaixa del cine, molaban. Pero esto siendo gratis, claro. Lo que viene siendo permitir que le roben a uno a la cara de forma tan obvia, gusta menos.
Así que a la decisión de quitar la nómina ha seguido la de ir vaciando la cuenta y al ir por fin a la sucursal a cerrarla. Lo bueno es que como ya quedaba poco dinero, el de la ventanilla no se ha molestado en darme la lata al respecto, y ha sido tan indoloro como ir a comprar el pan. Y de paso me he llevado los tuppers, ya que tenía puntos acumulados y en algo había que gastarlos.
No es ninguna sorpresa que todo son sonrisas y promesas cuando quieren que pases a ser su cliente. Pero cuando ya estás en su red, les importas bien poco. Es lógico, ellos buscan su beneficio, y nosotros como clientes debemos usar el nuesto. Y en este caso, la opción más beneficiosa era mandarles a tomar por culo.
Siguiente paso: mandar a la BBK a freír espárragos.
miércoles, 12 de junio de 2013
En busca del tablet
Cortesía de Chema
Ya comenté por aquí que el viernes se me rompió el tablet, y ahora ando con la cosa de buscarle reemplazo.
Mi primera maniobra fue personarme el lunes en la oficina de La Caixa, donde ofrecían una tablet por domiciliar ahí la nómina. El problema, que ya tengo la nómina ahí. No obstante, me planté y les dije que quiero la tablet, y que si no, quitaba la nómina. No accedieron, y me empezaron a hablar de puntos multiestrella, de condiciones ventajosas y de no sé qué más. Pero fui claro, y ya les dije, que si no puede ser, pues nada. En cuanto salí de ahí, hice las gestiones para cambiar la nómina de cuenta. y como huela una comisión, cierro la cuenta y paso olímpicamente de ellos. Si les sobran clientes, bien por ellos.
Toca ahora, pues, buscar otras vías. Tiene buenas referencias la "marcablanca" de la Fnac, aunque también tengo alternativas más baratas. Y teniendo en cuenta que el uso que le doy es básicamente ver vídeos (en el gimnasio, en la cama y en los ocasionales viajes de autobús), tampoco necesito que sea una gran maravilla.
Y bueno, de momento tiro con una tablet vieja, la de la foto, gentilmente cedida por mi señor padre.
miércoles, 4 de mayo de 2011
Declaración de la Renta 2010
Todos los años por estas fechas toca declarar alegremente con el fisco. Y es alegremente porque toca devolución, y de una cantidad que no es pequeña. Lo cierto es que me alegraría más que me saliera a pagar, pues eso supondría que no le he prestado gratuitamente dinero a Hacienda. Pero bueno, ya que me lo devuelven, lo tendré que coger.
Y con ese propósito me fui a la sucursal donde tenía concertada la cita, a fin de que me confeccionaran la declaración, y poder así cobrar antes. La verdad es que mi declaración no tiene mucho misterio. El 10-T, los 4 papeles del banco y el alquiler que Hacienda siempre se olvida de incluirme. Además, de un tiempo a esta parte es todo mucho más fácil, ya que los que están en Rentanet, trabajo que conozco por haber desempeñado, ya no tienen que meter los datos como entonces, sino que los cogen directamente de la base de datos de la Hacienda foral.
Y aquí comiena la odisea.
Resulta que este año han metido como novedad que hay que llevar la carta con las claves para que puedan hacer la declaración. Antes, si no estaba esa carta valía con la fotocopia del DNI. Pero ahora si no están las claves es físicamente imposible acceder. Así, el sistema que han implementado es que tienes que firmarles la autorización, para que ellos manden un correo al servidor para pedir la clave. Correo que tarda más en llegar que lo que tarda la declaración de la Renta. Ya me sangran los ojos cuando de reojo veo que pide que le manden las "clabes".
Pasan unos minutos y llega el correo. Empieza a meter la "clabe". 1426...
-Eh, espera. Eso es mi DNI
-¿Seguro?
-Hombre...
-Oh, vaya, pues me han mandado el correo vacío. No sé qué hacer ahora. Y siempre me hacen la misma. Cuando les mando el correo me lo mandan vacío.
-¿Y si lo pides otra vez?
Manda un nuevo correo, en el que expone que le "a" llegado el mensaje vacío, y que necesita de nuevo las claves. Casualmente mis doloridos ojos se fijan en el icono del clip que acompaña al correo y le pregunto si eso no es un adjunto. Muestra su sorpresa al darse cuenta de ello, y de cómo los anteriores mensajes, que tomó por vacíos, también venían con un adjunto.
Introduce los datos con la nueva clave y le da error. Vuelve a comprobar y meter la clave, y nuevamente error. Me pregunta si el DNI está correcto. Le digo que sí. Me pregunta si el año de nacimiento está correcto. Le digo que sí. Me pregunta si estoy seguro. Hombre, soy despistado, y me puedo equivocar en muchas cosas. Pero algo como eso, me suelo acordar.
Le pregunto si no será que al haber pedido una nueva clave ha anulado la primera. Pero sigue picando la misma clave una y otra vez. Con la esperanza, supongo, de que el ordenador no se dé cuenta y cuele. Pero no cuela. Aparece el mensaje "número de intentos superado, clave anulada". Llega el correo con la nueva clave, y tampoco vale. Es lo que tiene bloquear la sesión. Me vuelve a preguntar si la fecha de nacimiento es correcta.
Finalmente, y viendo que esto no me llega a ninguna parte, le doy los buenos días y opto por entregar la declaración yo en ventanilla. La pega, que en vez de recibir el dinero en 10 días tendré que esperar un mes. La duda, si en 10 días habría sido capaz de hacer mi declaración de la renta.
Y con ese propósito me fui a la sucursal donde tenía concertada la cita, a fin de que me confeccionaran la declaración, y poder así cobrar antes. La verdad es que mi declaración no tiene mucho misterio. El 10-T, los 4 papeles del banco y el alquiler que Hacienda siempre se olvida de incluirme. Además, de un tiempo a esta parte es todo mucho más fácil, ya que los que están en Rentanet, trabajo que conozco por haber desempeñado, ya no tienen que meter los datos como entonces, sino que los cogen directamente de la base de datos de la Hacienda foral.
Y aquí comiena la odisea.
Resulta que este año han metido como novedad que hay que llevar la carta con las claves para que puedan hacer la declaración. Antes, si no estaba esa carta valía con la fotocopia del DNI. Pero ahora si no están las claves es físicamente imposible acceder. Así, el sistema que han implementado es que tienes que firmarles la autorización, para que ellos manden un correo al servidor para pedir la clave. Correo que tarda más en llegar que lo que tarda la declaración de la Renta. Ya me sangran los ojos cuando de reojo veo que pide que le manden las "clabes".
Pasan unos minutos y llega el correo. Empieza a meter la "clabe". 1426...
-Eh, espera. Eso es mi DNI
-¿Seguro?
-Hombre...
-Oh, vaya, pues me han mandado el correo vacío. No sé qué hacer ahora. Y siempre me hacen la misma. Cuando les mando el correo me lo mandan vacío.
-¿Y si lo pides otra vez?
Manda un nuevo correo, en el que expone que le "a" llegado el mensaje vacío, y que necesita de nuevo las claves. Casualmente mis doloridos ojos se fijan en el icono del clip que acompaña al correo y le pregunto si eso no es un adjunto. Muestra su sorpresa al darse cuenta de ello, y de cómo los anteriores mensajes, que tomó por vacíos, también venían con un adjunto.
Introduce los datos con la nueva clave y le da error. Vuelve a comprobar y meter la clave, y nuevamente error. Me pregunta si el DNI está correcto. Le digo que sí. Me pregunta si el año de nacimiento está correcto. Le digo que sí. Me pregunta si estoy seguro. Hombre, soy despistado, y me puedo equivocar en muchas cosas. Pero algo como eso, me suelo acordar.
Le pregunto si no será que al haber pedido una nueva clave ha anulado la primera. Pero sigue picando la misma clave una y otra vez. Con la esperanza, supongo, de que el ordenador no se dé cuenta y cuele. Pero no cuela. Aparece el mensaje "número de intentos superado, clave anulada". Llega el correo con la nueva clave, y tampoco vale. Es lo que tiene bloquear la sesión. Me vuelve a preguntar si la fecha de nacimiento es correcta.
Finalmente, y viendo que esto no me llega a ninguna parte, le doy los buenos días y opto por entregar la declaración yo en ventanilla. La pega, que en vez de recibir el dinero en 10 días tendré que esperar un mes. La duda, si en 10 días habría sido capaz de hacer mi declaración de la renta.
miércoles, 20 de abril de 2011
Coche de alquiler
Este fin de semana, que me voy a los Rúnicos, usaré el coche. Pero no mi coche, que fue dado de baja, sino uno que he alquilado. Un Volkswagen Polo como el de la foto. Para ser exactos, el de la foto.
Y la cosa ha empezado con susto desde el principio, ya que cuando me he personado en las oficinas de Avis me han pedido la documentación; DNI, carné de conducir y tarjeta de crédito. Le doy la tarjeta y me dice que no vale, que es de débito. Le doy otra tarjeta y me dice que también es de débito. Le doy una tercera y lo mismo. Y si no hay tarjeta de crédito no hay tutía. Ni pago en efectivo, ni depósito ni hijo primogénito dejado en prenda. O le mostraba una tarjeta de crédito, o me iba a Errenteria andando.
En ese momento me quedo pálido, y empiezo a tirar de conocidos. Y o no tienen tarjeta, o no están en Bilbao. Suena la campana y Rubén resulta tener tarjeta, pero está viniendo del trabajo desde Barakaldo. Son las 19:05 y el sitio cierra a las 19:30. Y la persona del mostrador me indica que si no llega a las 19:30, no me pueden dar el coche.
Momentos de máxima tensión...
Para agilizar las cosas, le digo que me vaya explicando el resto de condiciones, y de paso le pregunto cómo diferencia a simple vista una tarjeta de crédito de una de débito. Y ella me responde que las de crédito suelen tener los números en relieve. Vaya, asombrosa coincidencia, como la tarjeta de la BBK que le había enseñado al principio, y que me había dicho que no valía.
Me dice que va a probar a ver si funciona y, casualidades de la vida, la tarjeta funciona. Era de crédito. Claro, eso no lo podía haber comprobado antes y ahorrarme el susto. Total, que pasa la tarjeta, hago la gestión, y me dan la llave y el coche. Pese al amago de percance, mañana tendré cómo ir a las jornadas.
Y la cosa ha empezado con susto desde el principio, ya que cuando me he personado en las oficinas de Avis me han pedido la documentación; DNI, carné de conducir y tarjeta de crédito. Le doy la tarjeta y me dice que no vale, que es de débito. Le doy otra tarjeta y me dice que también es de débito. Le doy una tercera y lo mismo. Y si no hay tarjeta de crédito no hay tutía. Ni pago en efectivo, ni depósito ni hijo primogénito dejado en prenda. O le mostraba una tarjeta de crédito, o me iba a Errenteria andando.
En ese momento me quedo pálido, y empiezo a tirar de conocidos. Y o no tienen tarjeta, o no están en Bilbao. Suena la campana y Rubén resulta tener tarjeta, pero está viniendo del trabajo desde Barakaldo. Son las 19:05 y el sitio cierra a las 19:30. Y la persona del mostrador me indica que si no llega a las 19:30, no me pueden dar el coche.
Momentos de máxima tensión...
Para agilizar las cosas, le digo que me vaya explicando el resto de condiciones, y de paso le pregunto cómo diferencia a simple vista una tarjeta de crédito de una de débito. Y ella me responde que las de crédito suelen tener los números en relieve. Vaya, asombrosa coincidencia, como la tarjeta de la BBK que le había enseñado al principio, y que me había dicho que no valía.
Me dice que va a probar a ver si funciona y, casualidades de la vida, la tarjeta funciona. Era de crédito. Claro, eso no lo podía haber comprobado antes y ahorrarme el susto. Total, que pasa la tarjeta, hago la gestión, y me dan la llave y el coche. Pese al amago de percance, mañana tendré cómo ir a las jornadas.
viernes, 9 de julio de 2010
BBK Live
Insomnio patrocinado por BBK
Este ya tradicional festival de música empezó ayer, y como siempre, trae un cartel de lo más goloso para los aficionados a los conciertos, con grupos como Pearl Jam y Rammstein, a los que es difícil no conocer, aunque sea de oídas.
Todo un regalo para los amigos de los conciertos, y la oportunidad de ver en Bilbao los buenos conciertos que suelen escasear en la Semana Grande, conciertos, estos del BBK Live, que colocan a Bilbao en el mapa del panorama musical.
3 días de conciertos a cascoporro, en los que mucha gente se reúne en Kobetamendi para disfrutar del espectáculo y la compañía de sus amigos.
Particularmente es una afición que no comparto, no soy nada fan de ir a conciertos, así que obviamente no estuve en Kobetas ayer.
Pero eso no impidió que yo participara de la fiesta, cuando a medianoche el calor y el ruido del concierto de Rammstein, retumbando en los edificios altos de la ciudad, como viene a ser el mío, se conjuraran para negarme mi merecido y reparador sueño, no permitiéndome dormir hasta bien entrada la una de la madrugada, con el consiguiente estado zombi que presentaba yo hoy a la mañana a la hora de levantarme y hacer mis labores.
Sí, es una afición sana, solo son tres días y no me voy a morir porque un día al año el ruido no me deje dormir bien. Incluso este festival es positivo para Bilbao, y está lo suficientemente apartado como para no ocasionar molestias reales (no como aquella patochada de las carreras de coches de hace 5 años)
Pero como quejarse es gratis, vaya esto como desahogo y no como queja.
¡Me cago en el puto BBK Live!
Todo un regalo para los amigos de los conciertos, y la oportunidad de ver en Bilbao los buenos conciertos que suelen escasear en la Semana Grande, conciertos, estos del BBK Live, que colocan a Bilbao en el mapa del panorama musical.
3 días de conciertos a cascoporro, en los que mucha gente se reúne en Kobetamendi para disfrutar del espectáculo y la compañía de sus amigos.
Particularmente es una afición que no comparto, no soy nada fan de ir a conciertos, así que obviamente no estuve en Kobetas ayer.
Pero eso no impidió que yo participara de la fiesta, cuando a medianoche el calor y el ruido del concierto de Rammstein, retumbando en los edificios altos de la ciudad, como viene a ser el mío, se conjuraran para negarme mi merecido y reparador sueño, no permitiéndome dormir hasta bien entrada la una de la madrugada, con el consiguiente estado zombi que presentaba yo hoy a la mañana a la hora de levantarme y hacer mis labores.
Sí, es una afición sana, solo son tres días y no me voy a morir porque un día al año el ruido no me deje dormir bien. Incluso este festival es positivo para Bilbao, y está lo suficientemente apartado como para no ocasionar molestias reales (no como aquella patochada de las carreras de coches de hace 5 años)
Pero como quejarse es gratis, vaya esto como desahogo y no como queja.
¡Me cago en el puto BBK Live!
lunes, 5 de julio de 2010
El TFT como unidad monetaria
Máxima audiencia
"Fue a por dinero y le dieron una tele" bien podría parecer el título de alguna película de dudoso gusto, pero lo cierto es que se corresponde bien con la realidad de los hechos, puss hoy a la mañana he ido al banco a por yuanes (dinero chino) pero me han recomendado que no lo hiciera, que me saldría muy gravoso, pero he aprovechado para el otro tema que nos ocupaba, y es un televisor Samsung de 19 pulgadas que me tenía que dar la Caixa por domiciliar ahí la nómina. Esto ha sido en parte por la tele, en parte por estar hasta el gorro de la BBK, donde no me dan ni los buenos días.
Y a veces la providencia se porta bien, ya que he ido y mientras estaba preguntando por qué me tardaba en llegar la tele, en ese preciso instante ha hecho su entrada en la sucursal un operario con varias cajas de televisiones. Así que me he permitido bromear con el de la ventanilla y decirle que no iban a poder poner la falta de stock como excusa. Y mira tú por dónde, uno de esos televisores tenía mi nombre (literal)
Así que me he ido ufano a casa, y la primera pelea ha sido con el apoyo de la TV, más pensado para pared que para mesa, pero tras arduas negociaciones y el hábil uso del destornillador, he conseguido erguirla.
Ahora falta lo más difícil, que es ponerla en mi cuarto. Matizo, lo difícil es ponerla en mi cuarto y que funcione, pues en primer lugar habré de horadar la pared para que el cable acceda a la toma de TV, y luego faltará enchufarla al ordenador y tener dos monitores. De momento he conseguido que llegue la imagen, ahora me falta hacer que suene.
La batalla será dura, pero tengo fe en mis posibilidades.
Y a veces la providencia se porta bien, ya que he ido y mientras estaba preguntando por qué me tardaba en llegar la tele, en ese preciso instante ha hecho su entrada en la sucursal un operario con varias cajas de televisiones. Así que me he permitido bromear con el de la ventanilla y decirle que no iban a poder poner la falta de stock como excusa. Y mira tú por dónde, uno de esos televisores tenía mi nombre (literal)
Así que me he ido ufano a casa, y la primera pelea ha sido con el apoyo de la TV, más pensado para pared que para mesa, pero tras arduas negociaciones y el hábil uso del destornillador, he conseguido erguirla.
Ahora falta lo más difícil, que es ponerla en mi cuarto. Matizo, lo difícil es ponerla en mi cuarto y que funcione, pues en primer lugar habré de horadar la pared para que el cable acceda a la toma de TV, y luego faltará enchufarla al ordenador y tener dos monitores. De momento he conseguido que llegue la imagen, ahora me falta hacer que suene.
La batalla será dura, pero tengo fe en mis posibilidades.
miércoles, 14 de octubre de 2009
Memorias de un ex-demandante de empleo [XVII]
Retomo esta sección, que tenía muy abandonada, ya que a fin de cuentas, pronto me iré al paro y tendré que ponerme a buscar trabajo. Es broma, aunque técnicamente es cierto que me iré al paro.
Pero este irse y volver viene a colación de una empresa para la que trabajé en dos momentos diferentes, para hacer el mismo trabajo, ya había estado en 2004 y volví al redil en 2006. Hablo de:
La campaña de la renta en la BBK
2: Barakaldo
Esta es otra de tantas batallitas que empiezan con "era 2006 y mi vocación como abogado estaba en crisis", y lo cierto es que lo estaba, tanto que ya había tomado la decisión de dejarlo y opositar. Pero para eso necesitaba una cosa: dinero.
Y la forma más eficaz, de entre las legales, era trabajando, así que envié mi CV a la BBK para repetir experiencia rentista y me cogieron. El curso se me hizo fácil, y además tuve la suerte de coincidir con un amigo de la universidad (y que curiosamente trabaja ahora en Diputación), lo que siempre hacía más llevaderas las clases. Obtuvimos muy buenas notas, y me quedé a un paso de ser coordinador (que significaba ganar 6.000 € por dos meses) pero me ofrecieron la opción, eso sí, de trabajar a jornada completa. Lo que significaba, claro, más dinero para el bolsillo. Y tuvo su gracia firmar el contrato el mismo día de mi cumpleaños.
La sucursal esta vez era más accesible que Galdakao. No era Bilbao, sino Barakaldo, pero al menos tenía metro, y no tenía que andar con trasbordos. Había un paseíllo desde el metro hasta la sucursal, pero nada del otro mundo.
La experiencia fue mucho más positiva, ya que en vez de estar en un islote apartado, estaba metido dentro con los empleados, y se hacía mucho más fácil integrarse y ser uno más, y de ahí me dio más pena irme que de la otra (también porque en el bar de al lado hacían unos pinchos cojonudos) y charlaba con ellos, me contaban historietas (les habían intentado atracar un par de veces) y lo cierto es que eran creíbles, porque a veces venían clientes de lo más siniestro (y de verdad), hasta me vino un día el ínclito "José Antonio", quien fuera cliente del no menos ínclito abogado señor "Pedro". O uno de los tipos que vino, a preguntarnos no me acuerdo qué, y que me estuvo un buen rato dando la chapa. Pero sí recuerdo que al día siguiente, apareció la puerta de la sucursal rota, y al próximo ese mismo tipo detenido por vandalismo. No tengo nada contra la puerta de la sucursal, pero oigan, mejor ella que yo.
No siniestro pero sí gilipollas fue uno al que tuve que sufrir, maleducado y más chulo que un ocho, pero con el aval de ser hijo de buen cliente de la sucursal, cualidad que según sus creencias le daba derecho a todo, en vez de colaborar como la gente normal, a la pregunta de "¿y en qué año compraste el piso que has vendido"? me decía "lo tienes en los papeles", pese a que los había rebuscado por todas partes y le expliqué "si estuviera en los papeles no te lo preguntaría", y en ese momento levanta el codo y saca el papel que estaba debajo mientras me dice, de forma desagradable "si es un perro de muerde". En ese momento me daban ganas de decirle de todo, pero hay que tener paciencia y callarse. Lo que no callé, y supongo que me costó emitir una leve sonrisa triunfal fue que al ver la fecha de adquisición no le podíamos hacer la declaración, que se tenía que ir a Hacienda o a una asesoría privada (o a tomar por culo, pero esa última opción no se la ofrecí) y su comprensiva respuesta era "es que no me la quieres hacer". Con una persona normal habría servido explicar la normativa, y que el ordenador no me dejaría hacerle la operación. Con una persona algo menos normal hasta habría servido dar la vuelta al monitor y mostrar el mensajito de "no se puede hacer", pero if not mate then not patata, y se fue airado al despacho del director, a chivarse de que un niño malo no le quería hacer la declaración. El director, le explicó que tenía yo razón, y que sintiéndolo mucho nos era imposible hacerle la declaración por Rentanet, y puede que no fuera así, pero yo recuerdo la escena con una sonrisa burlona en mi boca y el tipo éste lanzando una mirada de "se acaba usted de ganar un poderoso enemigo".
Hubo otro tipo, algo menos cretino, que también logró resultar ofensivo, no por pesado, sino porque cuando vio que la declaración le salía a pagar (el tipo ganaba del orden de los 70.000 anuales) exclamó ofendido, ¡Joder, siempre nos toca pagar a los mismos, a los del zapato! La expresión "los del zapato" nunca he llegado a saber muy bien a qué se refería, pero que el tipo me miraba como si el dinero de su declaración fuera a parar a mi bolsillo, sí. En fin, supongo que me había ganado otro poderoso enemigo.
Y ya que de ganar poderosos enemigos va el tema, en ese saco entraría la señora mayor que a las 8 de la mañana me increpaba por intentar colarme, a quien el hecho de que ella hubiera llegado antes le impedía atender a mi poderoso argumento de: "es que trabajo aquí".
De cosas buenas recuerdo que aunque trabajaba por la tarde, y solo el primero de los dos meses, raro era el día que no salía antes de la hora, ya que el asunto funcionaba con cita previa, y en cuanto venía el primero, si sobraba algo de tiempo (y siempre sobraba) llamábamos al último de la tarde, para que si quería viniera antes. Así ellos encantados, y nosotros también, porque podíamos cerrar antes y marcharnos (y las declaraciones de la renta concertadas eran la única función de la oficina por las tardes)
De cal y de arena. Si eso era bueno, malo era el segundo mes, cuando casi todo el mundo había entregado ya la declaración, y estar sentado en una mesa, languideciendo presa del tedio, era todo lo que podía hacer.
Y cosa buena, claro, que acabé aquella experiencia con dinerito en el bolsillo. Hubo más historietas, más anécdotas, pero algunas las habré olvidado, o simplemente no serán tan interesantes, y como que tampoco es cosa de hacer una entrada interminable. Y hubo un tercer escarceo con la campaña de la Renta, pero esa historia será contada en otra ocasión.
viernes, 17 de abril de 2009
Crónicas de un ex-demandante de empleo [XVI]
Ahora que se acerca la campaña de la Renta, el periodo en el que la mayoría de los contribuyentes reciben felices el dinero que Hacienda les "da", y otros pagan malhumorados su cuota tributaria, viene muy a colación esta entrada, ya que entre mis múltilpes empleos estaba:
La campaña de la renta en la BBK
1: Galdakao
Había hecho el curso. La teoría la dominaba bien, y el programa lo manejaba de forma adecuada, pero me enfrentaba al dilema del novato, me daba cuenta de que no sabía hacer la O con un canuto, y que no sabía qué hacer con los papeles.
Mi trabajo consistía en que los clientes de la sucursal me traían los papeles, y yo les hacía la declaración de la renta. Hasta ahí bien, pero luego, ¿y qué hago con los papeles? ¿qué meto dentro de cada sobre? ¿dónde les hago firmar?
Lógicamente, le fui pillando el truco, y a la fuerza, ya que mayo era un aluvión de gente, que no te dejaba tiempo ni para respirar. No así junio, donde como todo el mundo tenía ya hecha la declaración, no venía nadie, y me aburrí como una ostra. Encima, como el ordenador no tenía internet, mi mayor diversión era escribir cosas en word (al menos las podía mandar por e-mail) ¿un protoblog de Jokin?
Para que luego digan que en la Administración Publica no se trabaja y en la privada sí, doy fe de que nunca he trabajado menos que aquel junio de Galdakao, en el que estuve días enteros, desde que entraba a las 8 hasta que salía a las 2, sin hacer absolutamente nada. Y donde digo nada es nada. Horroroso aburrimiento.
En cuanto a anécdotas, siempre me acuerdo de estas dos. Una, la de un tipo que vino a hacer la declaración, y se topó con que no se podía deducir a la hija de 10 años, y todo porque la niña tenía unos ingresos por acciones de 7.000 euros.
Le dije que la hija tenía, por tanto, obligación de hacer la declaración de la renta, y claro, el hombre me decía que cómo iba una niña a hacer la declaración. Mi respuesta fue "bueno, es que tu hija gana más que yo". Y claro, él ya me decía "bueno, es lo típico de que hemos puesto las acciones a nombre de ella, y..." Vamos, que por querer hacer la trampa y ahorrarse 4 perras, le salió el tiro por la culata. Es lo que tiene ir de listo por la vida sin saber.
Recuerdo también, con horror, una señora que vino dos días con sendas declaraciones de sus hijos.
Su hijo tenía un piso comprado un par de años ha en Castro (de momento Cantabria, y fuera del ámbito de la Hacienda foral de Bizkaia) y le pregunté si el hijo vivía ahí. Ella me contestó que sí, a lo que le dije que entonces tenía que hacer la declaración en Castro. "Es que está empadronado en Galdakao". Ya bueno, pues entonces puede declarar aquí, pero no se puede deducir la hipoteca de Castro, porque no cuenta como su casa a efectos de Hacienda. "Ya, pero es que el vive allí". Bueno, señora, pues entonces allí tendrá que hacerla. "Pero es que está empadronado aquí". A ver, su hijo, o vive en Castro o vive en Galdakao, que la Norma Foral no contempla el don de la ubicuidad. Castro o Galdakao, la que quiera, pero solo una.
...
Vale, hazla aquí pero metele la vivienda de Castro.
...
No, esto no funciona así. Si vive en Castro tiene que declarar en Castro, y si vive aquí, entonces no vive en Castro, y por tanto no puede declarar esa vivienda como habitual.
[inserte bucle]
Al final, con mediación del director, y ante su insistencia, le hicimos firmar un descargo donde ponía "me han explicado que si vivo en Galdakao la vivienda de Castro no es la habitual, pero aun así la declaro", y tras explicarle que haciendo eso le iría Hacienda a reclamar lo de años anteriores, accedió, y así fue la declaración.
Obviamente, tal escena hizo que cuando vi a la señora aparecer nuevamente con un taco de papeles por la sucursal, camino de mi mesa, el vello de mi nuca se erizara a causa del terror. Traía la declaración de su hija.
Primera en la frente. La hija tenía actividades económicas (trabajo por cuenta propia, para entendernos) por lo que no le podíamos hacer la declaración. Se lo intento explicar. Ella erre que erre "que mi hija no, que mi hija no". El papel delante. "Pero señora, será de algún curso que ha impartido, o algo". "No, no, no, mi hija no". El papel, con el apartado de "actividades económicas" brillando y emitiendo soniditos. La señora jurando y perjurando, defendiendo el honor de su hijita. ¿cómo una persona decente iba a tener actividades económicas de ésas?
Solución, nuevamente con la mediación del director de la sucursal. "Bueno señora, hacemos una cosa. Este papel usted no nos lo ha traído, nosotros no sabemos que existe, y le hacemos la declaración con el resto de los papeles" (y ya se las entenderá con Hacienda)
Pesadillas, oigan, pesadillas.
No recuerdo ahora mismo ninguna otra rocambolesca, pero como un par de años después volví a trabajar en la Renta, en la BBK, dedicaré otra entrada a tan lucrativa actividad. (Por el poco curro que era estaba muy bien pagado)
lunes, 23 de febrero de 2009
Memorias de un ex-demandante de empleo. [XV]
Hace ya bastante tiempo que tenía pendiente contar esto en el blog, otra de tantas batallitas en el ámbito de mi búsqueda activa de empleo, y además mi primer trabajo de verdad, con contrato, nómina, Seguridad Social, y toda esa parafernalia que la abogacía me negaba. Es además, por la parte que importa a este blog, una fuente de historietas, ya que el trabajo en banca, de cara al público, trae siempre estas cosillas tan incómodas en el momento, pero tan divertidas de contar a posteriori.
Lo cierto es que la BBK, aunque sí el único exitoso, no fue el único escarceo que tuve con el mundo de la banca, pues hice bastantes pruebas, psicotécnicos, entrevistas, envíos de CV, con otras entidades, todas ellas sin éxito, y esto viene a demostrar que el trabajo viene muchas veces cuando uno menos lo espera.
Aún ni siquiera era abogado, y estaba todavía estudiando el master, y trabajaba como pasante a las órdenes de Don Giuseppe, y no sé muy bien por qué, supongo que por imitar a mis compañeros de clase, presenté mi CV al proceso selectivo que la BBK estaba haciendo. La verdad, a veces todavía me pregunto por qué lo eché, pero el caso es que así fue, y como cumplía los requisitos, me citaron al examen.
En ciertos aspectos aquello se parecía a una oposición, con puntos que valoraban, y exámenes, que por suerte eran el mismo día. Lo cierto es que fui al examen sin ninguna convicción, prácticamente nula, y con pocas horas de sueño, pues el viernes había salido de fiesta y el examen era el sábado por la mañana en mi nada querida universidad de Deusto.
Del temario, ni papa. Se supone que el examen tenía varias pruebas; un psicotécnico, una prueba de euskera, otra de inglés y un test de conocimientos generales.
El psicotécnico recuerdo que fue a la mañana, bastante tarde, se retrasó y terminó a las 3 de la tarde o por ahí, y lo cierto es que no me fue muy complicado. He de decir que estas cosas se me han dado siempre bastante bien, y además, ser un poco avispado me ayudó bastante. En este tipo de ejercicios el problema suele ser el tiempo, pues no hay psicotécnico difícil si no te lo limitan, por lo que era vital exprimir este recurso. El examen en cuestión eran unos cuadernillos, todos ellos con sus correspondientes instrucciones, que explicaban por megafonía. Claro, nada impedía ignorar completamente a la megafonía, leer las instrucciones y empezar antes. En todo caso, aquello me permitió sacar una nota bastante alta, como también una pequeña dosis de picaresca en los ejercicios de cálculo y operaciones matemáticas. No se nos permitía escribir nada que no fuera la respuesta, y no nos facilitaban un papel en el que hacer las operaciones. Pero bueno, un lápiz, una mesa... ¿quién no ha escrito nunca en el pupitre?
La parte de los idiomas, pues sin más, y el test de conocimientos me pareció horrible, difícil y con cosas de las que no había oído hablar en la vida. Me resultaban complicadas las preguntas de cultura general, y hasta las de Derecho, por no hablar de las preguntas sobre economía y finanzas. Ni por asomo pensaba aprobar.
Pero basta que te dé igual un examen para que saques buena nota. Aprobé, y me citaron para la última fase. Varias entrevistas personales y dinámicas de grupo, donde no me fue tan bien. La dinámica ni tan mal, y una de las entrevistas, la que me hicieron en euskera, sin problema, pero la entrevista en castellano fue fatal. El entrevistador era sumamente agresivo y la entrevista más parecía un interrogatorio de Jack Bauer. No me refiero a que el tipo fuera desagradable, ni borde, de hecho era un tío bastante simpático, pero la entrevista era, digamos, hostil. Eso, unido a que yo no tenía muy claro si realmente quería ese trabajo, ya que entre otras cosas implicaba irse un tiempo a vivir fuera, algo para lo que por aquel entonces no me sentía preparado, y bueno, las preguntas me descolocaban totalmente. ¿Qué se responde cuando a uno le preguntan qué dinámica sigue cuando sale con sus amigos los fines de semana?
La verdad, a toro pasado, lo que más me pica de no haber obtenido el trabajo es precisamente lo que más me retraía en su momento, que es el haberme ido fuera, pero a la vez sé que me alegro de que no me cogieran, pues el trabajo de banca comercial es algo que particularmente me horroriza.
Así pues, no pasé el proceso, y yo ya me había olvidado por completo del asunto, y estaba totalmente centrado en el despacho, cuando un día, poco antes de navidades, recibo una llamada telefónica. Era de la BBK, diciendo que aunque no había pasado el proceso, habían tenido en cuenta mi CV y me ofrecían trabajar con ellos en la campaña de la Renta.
Continuará...
Lo cierto es que la BBK, aunque sí el único exitoso, no fue el único escarceo que tuve con el mundo de la banca, pues hice bastantes pruebas, psicotécnicos, entrevistas, envíos de CV, con otras entidades, todas ellas sin éxito, y esto viene a demostrar que el trabajo viene muchas veces cuando uno menos lo espera.
Aún ni siquiera era abogado, y estaba todavía estudiando el master, y trabajaba como pasante a las órdenes de Don Giuseppe, y no sé muy bien por qué, supongo que por imitar a mis compañeros de clase, presenté mi CV al proceso selectivo que la BBK estaba haciendo. La verdad, a veces todavía me pregunto por qué lo eché, pero el caso es que así fue, y como cumplía los requisitos, me citaron al examen.
En ciertos aspectos aquello se parecía a una oposición, con puntos que valoraban, y exámenes, que por suerte eran el mismo día. Lo cierto es que fui al examen sin ninguna convicción, prácticamente nula, y con pocas horas de sueño, pues el viernes había salido de fiesta y el examen era el sábado por la mañana en mi nada querida universidad de Deusto.
Del temario, ni papa. Se supone que el examen tenía varias pruebas; un psicotécnico, una prueba de euskera, otra de inglés y un test de conocimientos generales.
El psicotécnico recuerdo que fue a la mañana, bastante tarde, se retrasó y terminó a las 3 de la tarde o por ahí, y lo cierto es que no me fue muy complicado. He de decir que estas cosas se me han dado siempre bastante bien, y además, ser un poco avispado me ayudó bastante. En este tipo de ejercicios el problema suele ser el tiempo, pues no hay psicotécnico difícil si no te lo limitan, por lo que era vital exprimir este recurso. El examen en cuestión eran unos cuadernillos, todos ellos con sus correspondientes instrucciones, que explicaban por megafonía. Claro, nada impedía ignorar completamente a la megafonía, leer las instrucciones y empezar antes. En todo caso, aquello me permitió sacar una nota bastante alta, como también una pequeña dosis de picaresca en los ejercicios de cálculo y operaciones matemáticas. No se nos permitía escribir nada que no fuera la respuesta, y no nos facilitaban un papel en el que hacer las operaciones. Pero bueno, un lápiz, una mesa... ¿quién no ha escrito nunca en el pupitre?
La parte de los idiomas, pues sin más, y el test de conocimientos me pareció horrible, difícil y con cosas de las que no había oído hablar en la vida. Me resultaban complicadas las preguntas de cultura general, y hasta las de Derecho, por no hablar de las preguntas sobre economía y finanzas. Ni por asomo pensaba aprobar.
Pero basta que te dé igual un examen para que saques buena nota. Aprobé, y me citaron para la última fase. Varias entrevistas personales y dinámicas de grupo, donde no me fue tan bien. La dinámica ni tan mal, y una de las entrevistas, la que me hicieron en euskera, sin problema, pero la entrevista en castellano fue fatal. El entrevistador era sumamente agresivo y la entrevista más parecía un interrogatorio de Jack Bauer. No me refiero a que el tipo fuera desagradable, ni borde, de hecho era un tío bastante simpático, pero la entrevista era, digamos, hostil. Eso, unido a que yo no tenía muy claro si realmente quería ese trabajo, ya que entre otras cosas implicaba irse un tiempo a vivir fuera, algo para lo que por aquel entonces no me sentía preparado, y bueno, las preguntas me descolocaban totalmente. ¿Qué se responde cuando a uno le preguntan qué dinámica sigue cuando sale con sus amigos los fines de semana?
La verdad, a toro pasado, lo que más me pica de no haber obtenido el trabajo es precisamente lo que más me retraía en su momento, que es el haberme ido fuera, pero a la vez sé que me alegro de que no me cogieran, pues el trabajo de banca comercial es algo que particularmente me horroriza.
Así pues, no pasé el proceso, y yo ya me había olvidado por completo del asunto, y estaba totalmente centrado en el despacho, cuando un día, poco antes de navidades, recibo una llamada telefónica. Era de la BBK, diciendo que aunque no había pasado el proceso, habían tenido en cuenta mi CV y me ofrecían trabajar con ellos en la campaña de la Renta.
Continuará...
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