martes, 11 de abril de 2023

Dungeons&Dragons: Honor entre ladrones

¡Tirad iniciativa!

Es verdad que el listón de películas basadas en el juego de rol más famoso del mundo (sic) no estaba muy alto con el despropósito de 2000 (¿por qué, Jeremy Irons, por qué?), pero esta sí que es un motivo para salir contento del cine, ya que es una divertidísima película de acción, aventuras y humor, con toques de heist movie, repleta de personajes carismáticos y que atrapa a la perfección la esencia de las partidas de rol. Además, consigue ser lo suficientemente autocontenida como para gustar a alguien que no haya jugado nunca (yo mismo, que pese a llevar más de 30 años jugando a rol apenas juego a D&D la disfruté como un gorrino) o no conozca el mundo de los Reinos Olvidados, siendo las referencias a Faerun píldoras muy disfutables, pero que no lastran en absoluto al espectador profano.

Alejándose de la alta fantasía y la epopeya, nos planta la típica historia de granujas y perdedores metidos a héroes, en una historia que parece venirles grande, pero donde acaban triunfando (no sin esfuerzo), y la gracia está precisamente en que cometen errores, llevan a cabo planes que fallan y a veces pierden peleas, todo ello sin perder un ápice de molonidad. Es también de agradecer que sean capaces de plantar una historia de mera camaradería entre los dos personajes principales, sin tener que recurrir al romance forzado "porque toca" y consiguiendo que los lazos que se forjan entre ellos den lugar a momentos muy bonitos.

Otro detalle que es puro fanservice y que me encantó, fue el nada sutil guiño a la serie animada Dragones y Mazmorras, que casi me hace ponerme a aplaudir en la sala de cine.

En resumen, una película muy acertada y la esperanza de que haya una secuela. O, como suele decirse después de una buena sesión de rol, ¿cuándo quedamos para jugar la siguiente?

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