jueves, 31 de diciembre de 2020

Se termina 2020

Por desgracia, la imagen más representativa del año.

Se acaba un año aciago y extraño, tal vez el más extraño de cuantos me ha tocado vivir y sin lugar a duda uno de los peores, pues se marcha con el inevitable regusto de haber sido un año perdido. 

Nada parecía presagiar hace un año por estas fechas la que se nos iba a venir encima, y yo tardé muchísimo en ver la realidad de a lo que nos enfrentábamos. No me escondo, yo era de los que pensaban que esto iba a ser una gripe más, una moda pasajera de la que en un par de meses nos habríamos olvidado, pero está claro que como pitoniso yo no valgo. Ojalá hubiera acertado.

Ha sido un año en el baloncesto. No por cómo vaya el Bilbao Basket, sino porque llevo desde marzo sin poder ver un partido en directo, y sin saber cuándo podré volver, lo que hace que me haya desconectado por completo de ello. También ha sido un año aciago en el cine, y valga como muestra que este año solo he ido 41 veces, que puede parecer mucho, pero para mí es poquísimo.

El rol tampoco ha salido muy bien paradao, pues por una parte la ausencia de jornadas es algo que me ha afectado muchísimo a nivel personal y anímico, ya que son algo muy importante para mí y el momento de ver a mucha gente a la que este año estoy echando mucho de menos. También ha sido un año en el que apenas he jugado, y aunque le di la oportunidad al rol online, lo siento pero no es para mí.

También tocó renunciar, temporalmente, al teatro. Con el duro palo de cancelar la obra de junio y tener que renunciar a apuntarme este año al curso, pues con todas las medidas de seguridad que se planteaban, por necesarias y justificadas que fueran, sé que no habría estado a gusto. 

De viajes poco que decir, pues este año no tocaba y me quedé todo el verano en Bilbao, que me parecía una temeridad irme por ahí a hacer turismo.

En el trabajo, pues bueno, ahí no me puedo quejar mucho, dado que mi puesto no corre peligro y las restricciones sanitarias, de trabajar con la mascarilla y demás, aunque son molestas se pueden soportar, y lo de no haber tenido ningún ERTE ni temer por mi economía siempre es algo positivo.

Poco queda ya más que contar que no haya ido contando en el blog, más que esperar que la barrera psicológica del cambio de año sirva como inyección de moral, que en tiempos difíciles siempre se agradece. Evidentemente el paso de año no es ninguna panacea y mañana estaremos igual que ayer, pero parece sensato pensar que al menos a peor no vamos a ir, y en cualquiera de los casos, mañana será otro año.

martes, 29 de diciembre de 2020

Terminado el T.I.M.E. Stories

Ahora, a por el siguiente nivel.

Después de bastante tiempo jugando, y con el parón de un año en medio, por fin hemos terminado la campaña del T.I.M.E. Stories, juego cooperativo en el que los jugadores son agentes de una agencia de control cronológico, que a lo Ministerio del Tiempo deben ir desfaciendo entuertos temporales.

Ya en la reseña mencioné algunas de las expansiones, ahora voy a dar mi opinión sobre ellas, por orden de salida, que es además en el que los jugué, sin entrar en spoilers.

Asylum: El escenario que nos plantea el juego básico es sin duda el mejor de todos, y no ya porque es el más sorprendente, sino porque en general es el más cuidado y con las mecánicas más pulidas. Además, su ambientación, un manicomio en 1921, es completamente evocadora y el final uno de los mejores.

El caso Marcy: La primera decepción de la saga vino pronto. Este nos llevaba a 1992, a investigar una desaparición y nos planteaba un contexto de zombis muy atrayente, con un estilo de ilustraciones a lo cómic americano que a mí me gustó mucho. Sin embargo, tanto su desarrollo, con cosas muy ridículas, como su desenlace, que era una verdadera tomadura de pelo, me dejaron muy mal sabor de boca.

Profecía de dragones: Si bien el caso Marcy bajó mucho el listón, este conseguía ser todavía peor. Nos transportaba a un mundo de fantasía medieval, pero el resultado acababa haciéndose un poco aburrido. Tenía alguna cosa buena, con alusiones a otras expansiones bastante bien traídas, y el final mejoraba mucho. Pero en general me pareció flojo.

Bajo la máscara: Un viaje al Egipto dinástico traía además una de las mejores expansiones, con algunas mecánicas interesantes y puzzles que no estaban mal. 

Expedición Endurance: El peor, sin lugar a dudas. Un claro homenaje a Las montañas de la locura, con una expedición a la Antártida en 1914, con una salida brutal, probablemente el mejor momento de toda la campaña, pero que se quedaba ahí. Tuvieron una idea muy buena y quisieron hacer una expansión entera a su alrededor, pero el resultado era nefasto y con una linealidad ridícula.

Lumen Fidei: Península ibérica a principiso del S. XIV, con un rollito muy Assassin´s Creed. Me gustó mucho e introducía mecánicas que resultaban bastante simpáticas. Me gustó.

Estrella Drive: Una de las mejores, mano a mano con Bajo la máscara. Nos llevaba al Hollywood de los 80, y como enseguida descubriríamos, la cosa va de recrear, desde el lado de las victimas, el famoso asalto de la secta de Manson a la secta de Polansky. Chirriaban algunas cosas de la ejecución, pero en general bastante bien.

La hermandad de la costa: Una historia de piratas en el Caribe del S. XVII, que sé que la he jugado, pero francamente no me acuerdo de ella, ni para bien ni para mal. Así de anodina sería, supongo.

Madamme: Último escenario, y sin lugar a dudas el más representativo de lo que ha sido la campaña, con mucho lirili y poco lerele. Ambientado en el Versalles de Luis XIV y los mosqueteros, pecaba de tener muy buenas ideas sobre el papel, que quedaban muy mal llevadas a la práctica, con algunos puzzles ridículamente fáciles, otros ridículamente difíciles y sistemas de graduación de la dificultad tan mal llevados que podrían hacer que un grupo se quedara bloqueado sin poder hacer nada. Además, caía también en el efecto "da igual lo que hagas, esto sigue un camino prefijado por mucho que te hayamos dicho otra cosa" que se repetía mucho. Y la metatrama que iba sugiriendo el juego, pues muchas de las cosas se quedan por el camino sin llegar a ninguna parte y otras se resuelven de forma completamente anticlimática.

Si tuviera que darle una nota global, ésta sería mucho mayor que la suma de sus partes, que sería un suspenso. Pero debo decir que he disfrutado jugando, ya que al final no deja de ser una excusa para jugar con los amigos, y cuando el juego nos planteaba alguna cosa ridícula, al menos nos echábamos unas risas juntos, o le gritábamos a la caja. 

Y está claro que tan mal no lo hemos pasado cuando ya nos hemos comprado Proyecto Hadal, que no es una expansión sino un juego que continúa con la historia.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Jokin legionario

Posando el primer día. 

Quienes me conocen bien conocen de sobra mi devoción por la patria y mi amor por la bandera, así como mi apego a las tradiciones, y por eso no les habría de soprender en nada esta noticia, y lo que era un secreto a voces por fin se ha hecho oficial. Y es que he dejado mi puesto en la Diputación Foral de Bizkaia para alistarme en la legión y poder así defender a mi país. 

La idea llevaba un tiempo rondando por mi cabeza, pero se terminó de materializar una tarde aburrida de principios de mes, que me dio por volver a leer Asterix Legionario y como que me entró el gusanillo. Entonces me metí a preguntar en foros por las condiciones y requisitos, y vi que los cumplía todos con bastante soltura. Igual las pruebas físicas se me atascaron un poco al principio, pero con un par de tardes de gimnasio, en seguida me puse a tono.

Lo mejor de todo es que coincidió que estaban de promoción, y con el reclutamiento te regalaban la cabra. La mía se llama Eustaquia, y además de aprender los rudimentos de la instrucción militar (que no he disparado un arma de fuego en la vida), tendré que aprender a cuidarla, educarla y alimentarla. 

Eustaquia, el día que me la entregaron.

Ya os contaré qué tal la nueva aventura. Espero que en el cuartel tengamos Internet y pueda seguir actualizando este blog, aunque también se rumorea que en nada nos mandarán a hacer maniobras militarse a algún país perdido de Oriente Medio. Espero que al menos haya wifi.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Finde navideño (último de 2020)

A falta de una imagen mejor, pongo esta que me hizo gracia.

Ya se va terminando este mal chiste que ha sido 2020 (sin garantías claras de que 2021 vaya a ser mejor, pero bueno) y toca el clásico repaso al fin de semana, que ha sido también largo.

Lo que es la nochebuena la paso yo solito y tan a gusto, cambiándola por la comida de Navidad, que sí hago con mi madre y su señor marido, no sin antes haber aprovechado la mañana para ir al gimnasio y cocinar las torrijas del postre. Por la tarde me voy al local, donde estamos de tertulia cafetera y pasamos el rato.

El sábado, completamente desubicado y sin la sensación de que lo fuera, por la mañana voy al gimnasio y por la tarde a jugar una partida de Orquesta Negra, donde matamos a Hitler con un paquete bomba. Luego, para seguir con la entrega de cosas (pero ya sin bomba), voy a casa de mi padre a hacer el intercambio de regalos.

El domingo por la mañana me vence la pereza y no voy al gimnasio, pero ojalá, pues me da por ver la horrible película "El último fin de semana", tan atroz que disfruto riéndome de sus cosas absurdas (estoy por dedicarle una entrada solo por lo infame que es).

Por la tarde más juegos de mesa con una partida del The Others, donde consigo ganar contra todo pronóstico. Y ahora en casa, en cuando le dé a publicar a esta entrada, me voy a poner el capítulo de 30 monedas de esta semana, que aún no lo he visto. 

viernes, 25 de diciembre de 2020

Sobreviví al #Whamaggedon2020

La otra pandemia.

¿Qué esl Whamaggedon? El año pasado lo expliqué aquí. Es un juego cuyas reglas son sencillas: si oyes Last Christmas antes de que se termine la nochebuena, has perdido. Y este año he podido sobrevivir, aunque ha sido más sencillo que otros años, ya que con la cosa del coronavirus apenas he visitado bares, centros comerciales o eventos masivos (lo de que no hubiera de estos últimos, como que ayuda).

Así que, bueno, alguna alegría tenía que darme 2020, ¿no? 

miércoles, 23 de diciembre de 2020

2084 - Videoreseña

No es nueva, pero siempre me hace ilusión verla.

Una de las pocas alegrías que me ha dado 2020 es que mi juuego de rol viera la luz, y allá por mayo, el canal Frikiguías publicó esta videorreseña, bastante completa y que me gusta mucho, pero que por un imperdonable error por mi parte, no enlacé en este blog. Así que ahora paso a subsanar el error. 

martes, 22 de diciembre de 2020

Paparruchas antivacunas

No voy a poner la tira original, pues no merece que le dé crédito.

El meme del que sale esta viñeta, y que obviamente se refiere a la vacuna contra el Covid-19, ya ha sido ampliamente desmentido, pero quiero hacer hincapié en lo particularmente absurdo que me parece el punto de "es confindencial y nadie sabe lo que te inyectan", para el que no hace falta saber de medicina, sino simplemente tener un poco de cabeza. 

A ver, lógicamente estas cosas se patentan (en un sentido amplio del término) y se publican. No hace falta ser un experto en la materia para saberlo, y aunque sospecho que serán documentos extensos y complejos, ahí están. No me conozco las normativas de farmacología y derivados, pero además de que algo me dice que será obligatorio explicar de quée stá hecho el mejunje vacunatorio, obligatorio o no, sería un suicidio empresarial no hacerlo. 

Pero venga, vale: vamos a ponernos conspiranoicos y suponer que es como dice el meme, que la malvada farmacéutica Umbrella descubre la vacuna y consigue, con unas condiciones draconianas, que la desesperada Administración acepte. Pero entonces la no menos malvada corporación Tyrell se hace con la receta de la vacuna, y como son más listos que Umbrella, ellos sí se van con la receta a la oficina de patentes. Anda, no solo la Tyrrell podría forrarse comercializando el trabajo de Umbrella, sino que además Umbrella no podría comercializar su propio trabajo, so pena de demanda millonaria por vulnerar la patente de Tyrrell. Obviamente esto tiene muchas más complicaciones y la "receta" de una vacuna no es como mezclar vino con gaseosa, (de hecho, si uso el término receta es en un sentido puramente metafórico) pero creo que se entiende por qué es ridículo pensar que una farmacéutica vaya a renunciar a una patente de miles de millones.

"¡Hola, somos una empresa que ha invertido un montón de tiempo y recursos en desarrollar un producto que nos va a hacer ganar miles de millones, pero no lo patentamos porque esto es Jackass!"

lunes, 21 de diciembre de 2020

Cartas y caminata

A partir de ahora, este juego tendrá la consideración de deporte.

Hoy no he ido al gimnasio, pero tampoco es que me haya hecho falta, pues en su lugar he jugado una partida al Marvel Champions

¡Un momento! ¿El sinvergüenza de Jokin ha tenido los santos cojones de comparar ir al gimnasio con jugar a cartas?

A ver, puede que así contado chirríe un poco, pero la cosa es que había prometido a una persona que le iba a enseñar el juego y echar una partida, y como le venía mal acercarse a Bilbao, hemos jugado en su casa, en Barakaldo. Y dado que hacía bueno, y no me apetecía meterme en un abarrotado vagón de metro, he optado por venir andando, lo que ha sido más o menos un paseo de hora y 40 minutos, lo que unido a que he salido de ahí sobre las 20:20, he clavado los tiempos y entrado en el portal de mi casa cuando el reloj marcaba exactamente las 22:00. ¡Todo legal!

Y como decía antes, puede que no haya ido al gimnasio, pero el paseíto con el juego a cuestas, bien convalida una sesión de cardio. 

domingo, 20 de diciembre de 2020

Finde prenavideño

Yo el sábado.

Se va acercando el final del año, y hoy toca narrar otro fin de semana, que realmente empezó el martes, ya que me cogí tres días libres, pero daré comienzo en el viernes, que es lo suyo. 

Rompiendo la costumbre que de los últimos fines de semana, no fui al gimnasio por la mañana, pero fue porque iba a tener buen paseo, pues fui al cine de Max Center, que volvía a abrir sus puertas y volví dando un paseíllo, que luego complementé con otro paseo con mi señora novia.

Del sábado por la mañana habla la imagen del blog, en la que lo de levantarme pronto ya tal, pero la parte de comprar los regalos sí consigo hacerla. Por la tarde una de cine otra vez, con Wonder Woman, y poco más que contar.

Domingo, tenía comida cumpleañera en la hamburguesería Boys, y dado que el regalo que hice al agasajado era la expansión de un juego de mesa, el The Others, el obvio plan de tarde fue jugar una partida a dicho juego (con victoria agónica por mi parte).

Y eso ha sido todo, mañana llega oficialmente el invierno. 

sábado, 19 de diciembre de 2020

Wonder Woman 1984

¿Y las 83 anteriores?

No contaba con ver esta película en el cine, no porque no le tuviera ganas, sino porque no estaba seguro de que se fuera a estrenar, pero así ha sido y he podido verla. 

Con Wonder Woman DC estuvo bastante acertada al salirse un poco del esquema de películas oscuras y pretendidamente profundas que terminaban siendo aburridas y le daba un poco más de color al asunto. Aquí, transportando a la amazona favorita de los cómics de superhéroes a 1984, tenían la oportunidad de oro para seguir en esa línea, pero no terminan de aprovechar el filón que tenían delante (una pena que no hayan cuidado las posibilidades que podría haber tenido con una buena banda sonora ochentera) y hacen una película que sin estar mal del todo, tal vez un poco más larga de lo que debería, no enamora.

Nota, y mucho, cuándo está Chris Pine en pantalla y cuándo no, pues es él el alma de la película, y no es casualidad que los mejores momentos sean con él escudando a Gal Gadot que, a ver, guapa a rabiar, pero lo que viene siendo una gran actriz... en esta película no lo demuestra. Kristen Wig, sin ir más lejos, consigue brillar muchísimo más en las dos facetas de su personaje, pero quien sin duda logra destacar es un irreconocible Pedro Pascal, que logra transformarse en un nada disimulado trasunto de Donald Trump. 

Por lo demás, pues no me ha disgustado, y le va muy bien ese toque naif de película ochentera que tiene a veces, pero me quedo con la sensación de que se podría haber sacado muchísimo más de aquí, y que un punto más gamberro, mirándose en el espejo de Guardianes de la Galaxia, le habría ido como anillo al dedo.

Maravilloso, por cierto, el cameo postcréditos. 

viernes, 18 de diciembre de 2020

Hasta el cielo

¿Por qué sigo viendo películas de Daniel Calparsoro?

Respondiendo a la pregunta del pie de foto, pues vi que salía Luis Tosar en el cartel y me vine arriba, puesto que además salía escudando a Miguel Herrán, que en general me parece buen actor, pero en esta película están ambos bastante desastrosos, siendo Carolina Yuste lo único salvable de este despropósito.

Porque esto es un despropósito que no hay por dónde coger. Empezando como lo que podría ser un spinoff de Elite, con Miguel Herrán haciendo otra vez de macarrilla callejero, se convierte en la clásica historia de delincuente callejero que va subiendo puestos en el escalafón, hasta convertirse en el amo del cotarro y poner en jaque a la policía (o mejor dicho al policía, que parece que solo haya uno en toda España y le encargan todos los casos a él). Una especie de Scarface del cine cani, heredero del cine quinqui, pero sin orden ni concierto, que más parece seguir la estructura de cualquier GTA, en el que entre misión y misión hay escenas cinemáticas que hacen avanzar la trama. Solo que a diferencia de esta película, las escenas de los videojuegos suelen mostrar una cierta coherencia orgánica, sin esa chapucera sensación de que las cosas pasan porque sí, y de que esto es un videoclip de dos horas en el que han metido tijera al guion para dejar solo las escenas de acción. Pero la tercera vez que dan el golpe perfecto y se montan el fiestón después de haber pasado cinco minutos en la cárcel, toda la tensión narrativa y el interés que pudieran provocar se han ido ya por el sumidero.

Lo peor es que Calparsoro hará más películas, y aunque me la coló con Plan de Fuga, El silencio de la Ciudad Blanca y, en menor medida, El aviso, volveré a picar. Porque soy así de masoquista. 

jueves, 17 de diciembre de 2020

Zelda Breath of Wild para la saca

Insertar musiquilla de obtención de ítem.

Finalmente sucumbí al capricho de hacerme con la Nintendo Switch, y sabía que en algún momento me acabaría haciendo con alguno de sus juegos más aclamados, que es el Zelda: Breath of the Wild, para el que las críticas y los aficionados tienen muchísimas palabras de halago. Además, dado que tengo en A Link to the Past, está claro que iba a terminar cayendo.

La pregunta era cuándo iba a suceder, y aprovechando que tenía bonos de cultura y que en ModPC, mi tienda informática de referencia, estaba el juego en el catálogo, hoy me he ido a la tienda con un par de bonos, que han sido convenientemente intercambiados por este juego, que pasa a formar parte de mi colección. 

Espero que no me decepcione.

martes, 15 de diciembre de 2020

Multiseriando: diciembre 2020

Cosas que salen en la caja tonta.

Como no se me ocurre nada mejor que contar, aquí va una actualización de series que sigo actualmente, obviando las que tengo demasiado abandonadas.  

Ya mencioné que había retomado Scrubs, de la que llevo más de la mitad y voy a capítulo diario y la fascinante 30 monedas, como también mencioné la amnistiada El mandaloriano

No he mencionado aún Borgen, una estupenda serie danesa sobre política, que me venía muy bien recomendada y Orange is the new black, serie que empecé hace tiempo, sin que me terminara de entusiasmar, quedando relegada a "serie para ver en el gimnasio", pero que va en franco crecimiento y cada vez me parece mejor.

Por último, podría hablar de Big Mouth, cuya cuarta temporada empezó el otro día, y de la que ya he picoteado algún episodio.

Además de eso, hay series que quedan un poco abandonadas, y a saber cuándo retomo, así como una larga lista de series que quiero ver algún día. Pero eso daría para un blog aparte.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Mascotas

No se conservan fotos de la real, así que he tirado de Internet.

Lo que para mucha gente que me conoce podría ser una revelación sorprendente es que hubo un tiempo en el que tuve gato. Concretamente una gata negra, llamada Misi, que nos regalaron cuando yo tenía en torno a 6 años (curso arriba, curso abajo), de la que tengo pocos recuerdos, pues estuvo poco tiempo en casa (mi alergia galopante estoy seguro de que no ayudaba), mi madre dice que un año, mi padre que unos meses.

Entre los recuerdos que tengo es el flash de cuando llegó a casa, una especie de pelotilla negra con ojos, y que un día tuvimos la idea de bombero de sacarla a pasear, como quien saca al perro. Tengo también el recuerdo de que le encantaba saltar para cazar moscas, pero de lo que más me acuerdo era de que cuando se la teníamos que dejar a mi abuela, le hacía todo tipo de travesuras, y sobre todo recuerdo a la señora quejándose de que había dejado el jamón york en la encimera y el gato se lo había robado. 

En cualquier caso, no tengo el recuerdo de que me resultara especialmente traumático separarme de ella cuando hubo que regalarla, por lo que tampoco debí de encariñarme demasiado. 

Precaución: toca historia triste.

Con el animal del que hablé ahora sí que me encariñé muchísimo es el protagonista de la historia que viene a continuación, siendo yo algo mayor (12-13 años, podría ser): un hamster que compré en un puesto de mascotas de la Plaza Nueva y al que bauticé como "Pepe". Era un bicho monísimo, y la verdad es que le cogí muchísimo cariño desde el principio, un amor a primera vista. Estaba ilusionadísimo con él, y me encantaba verlo corretear.

Pero llegaron unas vacaciones y se lo dejé a una compañera de clase para que me lo cuidara, con tan mala suerte de que el pobre Pepe murió (creo que sufrió una caída, pero no recuerdo bien la historia), y en su lugar me regaló otro hamster, que fue bautizado como Evaristo, y al que también le cogí muchísimo afecto.

Y la parte trágica de la historia vino un día de invierno que llegamos a casa y vimos que Evaristo se había escapado de la jaula, con tan mala suerte que se puso a trepar por el cubo de fregar y se cayó en el agua, agua fría, y cuando llegamos lo vimos al pobre flotando en el agua, aterido pero aún vivo. Recuerdo al pobre Evaristo tiritando mientras lo envolvíamos con la toalla y mis padres intentaban hacer que entrara en calor con el secador de pelo, pero no hubo manera y el pobre Evaristo no pasó de esa noche. Ahí sí que recuerdo que la llorera fue gorda.

Alegres y coloridos.

Por dar un contrapunto un poco más alegre, y aunque estos no eran estrictamente mis mascotas, recuerdo que siendo yo niño solía haber a veces periquitos en casa, pues a mi padre le gustaban, y siendo yo un poco más mayor, una vez le regalé a mi padre una pareja de periquitos, en teoría macho y hembra, descubriendo al llegar a casa que eran ambos machos (no soy quién para juzgarlos). La verdad es que apenas me acuerdo de ellos, y no recuerdo cuánto tiempo estuvieron en casa, así que supongo que en algún momento mi padre los acabaría llevando a un zoológico que tenían montado en el aula de ciencias naturales del colegio en el que era profesor. Por si algún alumno del Colegio Zabala de Bilbao lee esto y le suena lo del zoo, mi padre era (bueno y sigue siendo), Chema.

domingo, 13 de diciembre de 2020

El finde del retorno de los bares

Pero el bizcocho, casero.

Sin duda la noticia más relevante de este fin de semana es que se han aligerado un poco las medidas anticoronabicho (el Borbón no, el Covid), lo que permite reapertura de bares y movilidad intraprovincial. Pero vamos a seguir el esquema clásico de los fines de semana, abriendo con el viernes, que dedico básicamente a ir por la tarde al cine, luego quedar con un amigo para tomar algo en el local y luego dar un paseo con mi señora novia.

El sábado (igual que el domingo) por la mañana voy al gimnasio y luego un paseo, pero por fin aprivechamos para ir a tomar unos pintxos tranquilamente, sensación que teníamos olvidada. Por la tarde quedamos con unos amigos, alguno al que no habíamos visto en semanas, pues vive fuera de Bilbao y vamos un rato a un bar que encontramos vacío. Estamos ahí, hasta que a las 20:00 nos vamos al local y pedimos unas hamburguesas para cenar, que llegan media hora tarde porque el repartidor se confunde de calle... y de distrito.

Domingo por la tarde, quedamos con una amiga, que nos invita a su casa y nos agasaja con bzicocho casero y otras viandas, y pasamos la tarde compartiendo risas y batallitas. 

Lo señalado más seguir con Scrubs, la lectura de Todo lo peor, jugar a Red Dead Redemption 2 y eso ha sido más o menos todo.

sábado, 12 de diciembre de 2020

El verano que vivimos

La foto da para meme.

Una historia de amor contada en dos frentes, todo comienza cuando una becaria comienza a hacer sus prácticas de verano en la redacción de un periódico local y llega una carta, una anónima carta de amor que un hombre escribe a su amante perdida, haciendo alusión a un verano que vivieron juntos 40 años atrás, y cuando le explican que esa misma carta la lleva enviando todos los años, por la misma fecha, empieza a tirar del hilo.

Paralelamente nos van contando la historia de amor entre ese hombre, un arquitecto que se va a diseñar una bodega para un amigo suyo, un adinerado terrateniente local andaluz, y la mujer de la que se enamora.

Un retrato costumbrista de la España de los años 50, de jornaleros pobres y señoritos acomodados, con mucha música de piano para que quede todo más bonito. Un poco empalagosa a ratos, con giros muy dramáticos, y siendo la historia de amor en sí casi lo menos interesante de la película. Pero una película se puede ver.

viernes, 11 de diciembre de 2020

¿Redención mandaloriana?

De momento se salvan en la repesca.

Hace unas semanas hablaba aquí de la serie de moda, y de lo poco que me había gustado, hasta el punto de abandonarla tras cinco capítulos. Pero decidí darle otra oportunidad y vi un sexto... nada, me seguía aburriendo.

"Pero venga, aunque sea voy a terminar la temporada", me dije, y entonces llegaron el 7 y el 8.

¡Bien! Por fin empezaban a pasar cosas, por fin empezaba a cobrar sentido lo que se había ido gestando y por fin conseguía divertirme, recuperando algunas cosas que tanto me gustan de las películas como el concepto de grupo de personajes interesantes yendo de aventurasy  un villano molón. Un cierre de temporada muy superior al promedio de la misma y alguna escena impagable, como la de los soldados imperiales disparando a una lata por aburrimiento, que es pura poesía estarwarsil. 

No me arrepiento de haber tenido algo más de paciencia con esta serie que con otras, y aunque voy con una cierta cautela, ahora sí que me apetece algo más seguirla viendo y meterme con la segunda temporada.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Deadwater Fell

En español "El incendio".

En un pueblecito escocés hay dos matrimonios que se llevan muy bien, hacen barbacoas, tienen niños pequeños que juegan juntos... todo muy idílico hasta que llega la tragedia en forma de incendio, segando varias vidas por el camino. Al drama que esto supone se suma la investigación policial, pues el asunto del incendio huele muy turbio y se verá que las relaciones no eran tan idílicas como parecen, de modo que la serie nos irá haciendo dudar si los buenos son tan buenos o los malos tan malos.

Muy centrada en los personajes, bien apoyados sobre las robustas interpretaciones, y cortita (4 episodios, que en total suman en torno a tres horas), no ha llegado a cumplir las expectativas, que me la pusieron demasiado bien, pero me parece que se puede ver, y para admiradores del género, o de David Tennant (no es noticia que borde el papel), sí la recomiendo. 

miércoles, 9 de diciembre de 2020

El vecino meón

Para mear y no echar gota.

Hoy, volviendo del gimnasio, me ha sorprendido ver en el portal este cartel, en el que se comunica que algún habitante de mi escalera está teniendo a bien marcar su territorio de forma primaria, en rellano, escaleras y ascensor, lo cual viene siendo, en términos suaves, una gorrinada.

La verdad es que yo no me había dado cuenta del tema, dado que el ascensor suelo usarlo poco y la mascarilla dificulta el olfato, pero atando cabos es cuando uno piensa que algunos charquitos que ha habido alguna vez en el ascensor no se debían, como era lógico pensar, al goteo del paraguas, sino a otro tipo de goteo mucho más orgánico.

Hablando con otro vecino, ya me ha comentado, que se sabe quién es, alguien que tiene costumbre de volver a casa embriagado por los efluvios del alcohol, y parece ser que lo de esperar a llegar a casa, como hacemos los demás, le debe de parecer muy poco original.

En fin, ya veremos en qué acaba todo esto.

martes, 8 de diciembre de 2020

Terraforming Mars: Preludes

Ahí se irán más horas.

Terraforming Mars es un juego de mesa, con versión en videojuego, del que ya hablé en este blog y que, como buen juego que se precie, tiene unas cuántas expansiones, siendo la más acertada de ellas, y prácticamente un añadido indispensable la de Preludes, que a las cartas de corporación iniciales da a los jugadores unas cartas, los preludios, con impulsos iniciales, mejoras a la producción y demás, que hace muy difícil que haya dos partidas iguales.

Esta expansión no estaba todavía implementada todavía en su versión de ordenador, hasta hoy, que ya ha salido en Steam. Y si a lo dicho le sumamos que el Terraforming Mars es a lo tonto uno de los juegos a los que más horas meto en el PC, pues es un recurso fácil para el típico ratillo de muerto tiempo, era evidente que iba a caer en cuanto saliera, y así ha sido.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Minipuente de diciembre

Puente de Bilbao.

Diciembre es un mes repleto de días festivos, terminando con las navidades y empezando con este puente de la Inmaculada Constitución, que este año consiste en un martes festivo y el lunes que pilla en medio. Pero como cogerse el lunes con vacaciones estaba muy caro en la oficina (lo intenté, pero aquello parecían los juegos del hambre), hoy me ha tocado ir a trabajar. Pero eso no me ha impedido hacerme un puente para unir el festivo con el fin de semana, así que lo he hecho como más mola: por el lado largo, cogiendo miércoles, jueves y viernes.

Evidentemente no me iré a ningún sitio, pero ya que en algo hay que gastar los días de vacaciones, y todavía me quedaban, pues tendré un par de días de asueto y descanso.

domingo, 6 de diciembre de 2020

Finde de las no Rolea

Esto no parece el CEULAJ.

En otras circunstancias hoy me habría tocado estar en Mollina, el día del cierre de las jornadas Rolea, pero como ha sido la tónica de este año, y tiene toda la pinta que del siguiente, no ha habido, así que toca hablar de otro fin de semana en Bilbao.

El viernes, parecido a los anteriores, gimnasio y lonja, para estar con un reducido grupo de amigos charlando, cenando y a las 22:00 formales en casa. 

El sábado fue un poco diferente, ya que por la mañana en vez de ir al gimnasio fui a hacer unas compras (entre ellas, y como regalo para mí mismo, el Eldritch Horror) y por la tarde, lo que ya conté, la visita al museo de reproducciones. Luego con unos amigos en casa, hasta que ya la cercanía con el toque de queda hizo desalojar.

Domingo por la mañana el clásico gimnasio+paseo, aunque el paseo ha sido casi una clase de natación, y por la tarde revisionado de El malvado zorro feroz y el primer capítulo de 30 monedas, que mi señora novia no había tenido a bien ver. No sin antes haber visto yo el segundo, que se estrenaba hoy, claro. 

sábado, 5 de diciembre de 2020

Tarde en el museo

Como no me dejan ir a ver las de verdad, me voy a ver las copias.

Aunque por la foto podría parecerlo, no me he ido al Vaticano, que es donde está el Laocoonte original, sino que he decidido visitar el museo de reproducciones de Bilbao, una iglesia reconvertida que exhibe réplicas de algunas de las esculturas más famosas de la antigüedad, como el Discóbolo (que pude ver en Londres), la Victoria de Samotracia o la Venus de Milo, entre otras. 

También había, alternándose con las obras de la exposición permanente, obras de la exposición temporal "20 cuerpos, 20 artistas", con vídeos, fotos, dibujos, esculturas hechas en pan y montajes inclasificables hechos en neveras viejas (literal), que rompía un poco con la idea del museo y he de reconocer que no me ha hecho mucho chiste. Pero ya que estás ahí, pues lo ves.

El museo en sí, que no lo conocía, me parece una idea muy simpática pero que podría estar mejor aprovechada (podrían aprovechar el concepto y hacer, por ejemplo, una pinacoteca de cuadros clásicos y quedarse tan a gusto), y también tenía la sensación de estar un poco abandonado, aunque daba gusto la exquisita amabilidad de los empleados del museo (no es coña, de verdad que eran encantadores).

En general, un museo que se ve en seguida (habremos estado poco más de una hora y nos ha dado tiempo a verlo todo sin prisas) y poco concurrido, hasta el punto de que la primera media hora hemos estado solo nosotros. Por 3 euros que vale la entrada, merece la pena. 

viernes, 4 de diciembre de 2020

La valla

Anticiudadanos.

Esta serie lo tenía bastante a favor para captar mi atención, pues el género de las distopías es obviamente algo que me suele gustar, prueba de ello es 2084, por lo que en cuanto hizo su aparición en Netflix me puse con ello.

Ambientada en un futuro más o menos cercano (2045), España ha sido presa de una pandemia (el Noravirus, que no sé a qué me sonará) y por si eso fuera poca desgracia, se ha convertido en una dictadura de extrema derecha con esquemas y recortes en los derechos sociales que recuerdan indisimuladamente al franquismo y una estética de los malos que directamente es el uniforme nazi, pero quitando una pata a la esvástica. Básicamente, esta serie nos muestra cómo sería España si gobernara cierto partido con nombre de diccionario.

En ese contexto, y con el tema de la enfermedad de fondo, una trama de niños robados y la inefabñle trama de rebeldes contra el sistema que se encuentra en toda obra del género, decorado por ese costumbrismo de un escenario con tremendas desigualdades sociales y una valla que separa físicamente a los favorecidos de los menos favorecidos, mostrando la miseria de los pobres y la opulencia de los ricos.

La idea sonaba bien, pero la ejecución no terminó de entusiasmarme, con unas tramas que no me entraban del todo y un ritmo, consecuencia de querer hacer los capítulos de una hora, que hacía que muchas veces me aburriera un poco. No me ha horrorizado, pero desde luego tampoco me ha enamorado. 

Esperaba algo más de ella la verdad, pero el lado positivo es que me gusta que se atrevan a hacer cosas distintas en España. Así que por ese lado, olé por ellos. 

jueves, 3 de diciembre de 2020

7 Pecados

Entre el bien y el mal.

Si se busca un juego ligero, fácil de aprender, rápido de jugar y sin demasiadas complicaciones tácticas, con un factor de puteo y una resolución azarosa, adornado con unas ilustraciones simpáticas, este puede ser un candidato, ya que sin ser njinguna maravilla, cumple con los requisitos arriba señalados y puede ser válido para echar el rato en jornadas o jugar una partida rápida mienstras se espera a alguien . Lo que viene siendo un filler, vaya.

Por alguna razón que hemos preferido no preguntar, este es el pecado más leve.

El juego se compone de 7 cartas de pecado (los 7 pecados capitales de la tradición judeocristiana, claro), 42 cartas de tentación (6 por pecado) y 6 cartas especiales de ángel/demonio. Además de eso, habrá 12 cubos de color rojo (hasta dos por jugador), que se llaman puntos de fe.

Cuando se juega a juegos de mesa apetece picotear, es así.

Se mezclan las cartas de ángel/demonio con las de tentación, se barajan y se dan dos a cada jugador, junto con dos cubos. Las 7 cartas de pecado se dejan en orden de menor a mayor, visibles en el centro de la mesa y con esto se empieza a jugar.

No, no os podéis quedar con todas las cartas de tentación.

Empezando por el último jugador que haya estado en una iglesia, el jugador inicial roba una carta (en principio del mazo de tentaciones, luego explico de qué otros sitios puede robarlas) y decide si juega una carta o gasta un punto de fe para enviar una carta de su mano al purgatorio (un espacio en el que se irán amontonando cartas de tentación).

¿De verdad tengo que seguir explicando? ¡Uf!

Lo más habitual será que juegue una carta de tentación (las de ángel/demonio son especiales, las explico luego), y tendrá que jugarla sobre la carta de pecado correspondiente. Si al poner la carta solo hay una, no pasa nada, pero si pone la segunda carta, pondrá la carta de pecado en su zona de juego y enviará al centro del tablero las cartas de tentación que el pecado tuviera encima. De esta manera, el espacio que ocupaba la carta de pecado, ahora tendrá cartas de tentación de ese pecado.

A continuación, una revelación que puede que os haga enfadar.

Olvidaba comentarlo: tener cartas de pecado es malo y gana el jugador que al finalizar la partida no tenga ninguna. Pero esto tiene una cosa buena, y es que al robar cartas, un jugador que tenga un pecado puede robar carta de tentación de ese pecado en vez de robar del mazo de tentaciones. ¿Y ese pecado se lo queda para siempre? Evidentemente no, y hay varias formas de quitarse cartas de pecado, siendo la más común, que otros jugadores pongan cartas de tentación sobre ella. Porque si al jugar cartas de tentación el pecado lo tiene un jugador, se siguen poniendo sobre su pecado igual, y si se pone la segunda, pues lo mismo, se quitan y se van al centro, con el pecado cambiando de dueño. Nada impide que un jugador ponga cartas de tentación sobre sus propios pecados, pero si pone la segunda, el pecado no cambiará de dueño y las cartas se irán al centro (no es una gran jugada, pero a veces no queda otra).

¿Por qué sus cartas son mejores que las mías?

Que una carta de pecado cambie de propietario tiene consecuencias divertidas y a veces caóticas. En primer lugar, un jugador que por culquier motivo se desprenda de un pecado, recuperará un punto de fe (hasta un máximo de 2) y ahora viene lo mejor: ¿Recordáis el limbo, ese sitio mágico en el que dejábamos las cartas que no queríamos jugar, previo pago de un punto de fe? Pues en cuanto un jugador pierde un pecado, las cartas del limbo se reparten una a una y al azar, empezando por el jugador siguiente al que perdió el pecado, y están obligados a jugarlas en ese preciso momento, lo que puede provocar, si había muchas cartas en el limbo, una conga tan caótica como divertida de cartas de pecado yendo y viniendo.

Esta reseña es maravillosa, no hace falta que lo digáis. Pero quiero oírlo.

Lo bueno, si breve, dos veces bueno, y todo juego tiene que terminar algún día. En este caso el juego termina cuando se termina el mazo de tentaciones. A partir de ese momento, se jugarán dos rondas en las que no se podrá robar cartas y jugar las que se tienen. Hecho eso, si uno o más jugadores están sin pecados, la victoria será suya, y si todos tienen algún pecado, ganará el que acumule menos puntos (de los impresos en las cartas). 

La propia carta se explica sola.

Para terminar, explicaré lo que hacen las cartas de ángel/demonio, que nos ofrecen 4 opciones, entre las que elegimos una en el momento de jugarla.

-Proteger: Dejarla en la mesa sirve para evitar que nos envíen pecados con una carta de ángel/demonio.
-Salvar: Elige un pecado de tu zona de juego que no tenga cartas de tentación encima y se lo mandas a otro jugador.
-Pecar: Mandas un pecado que no sea tuyo, y no esté tentado, a otro jugador.
-Desproteger: Eliminas un ángel que esté protegiendo. 

Y este es el juego, sin mayores complicaciones. Las reglas incluyen algunas variantes para darle más gracia, una de las que solemos usar es la de que si un jugador consigue hacerse con los 7 pecados, ganará inmediatamente la partida, regla que le da algo más de chicha al juego.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Nuevo portátil del curro

El otro era plateado, este es negro. Y hasta aquí mi análisis técnico.

Allá por marzo, la empresa nos facilitó unos ordenadores para poder teletrabajar, cosa que sucedió durante el confinamiento y sigue pasando por las tardes, que las dedico a atender llamadas telefónicas desde la comodidad del hogar. Pero esos ordenadores no pertenecían a la Diputación, sino que eran alquilados, y dado que ahora vencía el contrato, ha tocado ir a que nos los cambien por otros, que sí son de la casa.

A nivel prestaciones no sé si será mejor o peor que el otro que tenía, pues la informática no es mi fuerte, aunque sí diría que funciona parecido y es más cómodo, en cuanto a que es un poco más pequeño, y sobre todo tiene teclado normal, lo que no me obliga a enchufarle uno externo. 

De modo que parece que el cambio ha sido ligeramente a mejor. 

martes, 1 de diciembre de 2020

Empieza la temporada 0 de Pandemic

El tablero inicial. A ver cómo es cuando terminemos.

El jueves llegó y hoy nos hemos podido reunir para probar esta nueva entrega de Pandemic Legacy, que esta vez nos transporta a 1962, en plena guerra fría con Kennedy contra Kruschev.

Obviamente no voy a hacer un análisis en profundidad del juego, primero por no hacer spoilers y segundo porque ni yo sé cómo será el juego completo, dado que precisamente la gracia es ir descubriendo eso a lo largo de la campaña, pero jugada la partida introductoria parece que combina muy bien el espíritu del Pandemic clásico de correr contrarreloj mientras el tablero se llena de amenazas con ofrecer cosas nuevas, tanto a nivel conceptual como mecánico. Pero sobre todo me quedo con el apartado del diseño, donde tiene muchos elementos visuales que evocan perfectamente el género del espionaje clásico que pretende emular.

Hoy ha sido el escenario de prueba, el próximo día nos lanzamos a por la campaña de verdad.