El que se casa es el de negro.
En septiembre se nos casa el amigo Solid (nick que toma de su vidoejuego favorito, Metal Gear Solid), de modo que este viernes procedimos a secuestrarlo y llevárnoslo a Logroño (aunque él estaba convencido de que iba a ser en Zaragoza). Allí le planteamos un sencillo juego para ir buscando al resto del grupo, que se habían colocado en posiciones estratégicas, y de ahí volvimos al hotel, donde le quedaba otra sorpresa, con la presencia de uno con el que ya no contaba que iba a venir.
Ese día no hicimos gran cosa, más allá de salir a cenar tranquilamente al wok, dado que la actividad gorda era el sábado. Teníamos que ir a un sitio de deporte aventura, donde tuvimos doble sesión, con paintball por la mañana (varios disparos en mi cabeza me volvieron pelirrojo) y tiro con arco, pero del de perseguirnos y dispararnos entre nosotros por la tarde. Pero lo mejor del sitio era Rayo, un simpático cabrito de tres meses, que era la mascota del sitio y venía constantemente a reclamar mimos cual perrete.
Rayo echando la siesta.
Volvimos derrengados al hotel, donde dejamos caer nuestros magullados cuerpos en la piscina, y ya por la noche salimos a cenar unos pintxos por la célebre calle del Laurel. Pero como no nos apetecía dar la nota, salimos vestidos de calle, y sin nada que delatara que éramos una despedida de soltero.
Hoy domingo una de piscineo matutino, comer y a casa, de manera que a las 17:00 estaba ya en Bilbao. Un fin de semana genial, con un plan que ha salido bastante bien, y razonablemente parecido a lo que teníamos en mente.
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