Lunes de Semana Grande, un día que era la pesadilla de cualquier meteorólogo. Un sol de justicia por la mañana, tan luminoso que no se podía ver, y un chaparrón bíblico, con terrible ventolera, a la tarde noche.
El planning de ayer era comidita en la propia txozna, para lo cual fuimos Ginkler y yo (los únicos que estamos de vacaciones) a hacer la compra y cocinar, y tras el opíparo festín tocaba, al igual que el domingo, hacer turno en la barra.
La tarde estuvo bien, especialmente por la visita de Opo y Mcarra, pero fue un poco horrible la ya citada climatología, ya que no solo era la llúvia (algo que no es muy molesto cuando estás bajo un toldo) sino por el viento, que a) nos volaba todos los vasos de plástico, folletos y hasta carteles y b) hacía que la lluvia cayera de lado y nos mojáramos aun dentro de la barra.
A las 12, cuando salí, estuve un rato saltando de cuadrilla a cuadrilla (en Semana Grande me siento importante, conozco a gente en todas partes :P) estuve un rato con mi cuadrilla (a los que se había unido de forma sorpresiva cierto ciudadano de nacionalidad ucraniana) pero finalmente me quedé con los frikis de Tarasu, aunque poco, ya que a eso de las 3 se recogieron todos, con lo cual yo también opté por marcharme.
Y hoy no sé cómo andará la cosa, pero viendo por la ventana, asoma otro día de fiestas pasado por agua.
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