Te juro que como la tortilla lleve cebolla, aquí se va a armar.
La alta cocina protagoniza este pintoresco thriller, en el que un grupo de gente se va a cenar a un restaurante muy selecto en una isla privada, en una velada que gobierna un excéntrico chef (Joseph Fiennes) y en la que se ve claro que algo malo va a pasar, sin saber muy bien qué. Al menos sin saber bien qué si no se ha visto el trailer, ya que a pesar de que juega a hacer un falso spoiler y sugiere que la película va por unos derroteros distintos, no cuenta lo que pasa pero sí da las suficientes pistas como para chafar algo del factor sorpresa, ya que habría agradecido ver esta película pensando que iba sobre una cena más o menos normal y entonces, zas, mazazo.
También es cierto que juegan bien al despiste, y cuando uno se espera que va a triar por un camino más o menos convencional de película de acción, da otro bandazo y nos llega a un final un poco extraño, con una resolucón de esas que deja con la sensación de no haber pillado alguna metáfora.
Entretenida y para salir del cine con hambre.
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