Fight=esbirros, or=en el, flight=aire.
Una película que ha pasado completamente desapercibida y que he visto casi de casualidad, pero que es sin duda una de las sorprpresas más agradables del año. Con humor y acción a raudales, su mejor carta de presentación es que empieza con alguien lanzando una motosierra dentro de un avión en vuelo, y de ahí para arriba.
Esto va de que una turbia agencia gubernamental estadounidense está tras los pasos de un peligroso hacker conocido como "el Fantasma". Saben que va a coger un avión de Bangkok a San Francisco, pero como su equipo operativo de Bangkok ha tenido un percance (en concreto que se los han cargado a todos), no les queda más remedio que recurrir a Lucas, un exagente retirado con deshonor, pero que es lo único que tienen a mano.
La misión de Lucas será volar en ese avión, encontrar al Fantasma (cuyo aspecto nadie conoce) y entregarlo a la agencia. Pero se topará con un pequeño inconveniente, y es que se ha corrido la voz de que el Fantasma viaja en ese vuelo, de modo que literalmente la mitad de los pasajeros serán sicarios contratados para asesinarlo. Eso desembocará en una oleada de violencia desatada, con un tono completamente gamberro que en más de una ocasión me ha arrancado la carcajada.
De alguna manera me ha recordado un poco a la maravillosa Bullet Train, por aquello de tener acción desenfrenada, personajes pintorescos y desarrollarse en un lugar reducido. Con el añadido además de que es un avión, y citando la ley de Flynn (que me la acabo de inventar ahora mismo), toda película de acción mola mucho más si se desarrolla en un avión en marcha.
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