Ralph, George, Lizzy y Dwayne Johnson, que pasaba por ahí.
Película basada en un videojuego que consiste en monstruos destruyendo ciudades. Partiendo de esa base, no se le puede exigir otra cosa que no sea caos y destrucción. Tiene mérito, eso sí, que lo poco que sabemos del juego aquí se lo pasen por el arco del triunfo, pues en el original son personas convertidas en monstruo (como vemos cuando les baja la barra de vida a cero) y aquí bichos gigantes, e incluso cambian el color de George, que pasa a ser un gorila albino porque... patata.
Aunque seamos serios: nadie ha venido aquí a que le cuenten una historia ni a maravillarse con el guión, sino para disfrutar de bichos rompiendo edificios y matando soldados como si fueran hormigas. Aunque es una pena que destruyan Chicago y no Peoria, lo cuál habría sido un buen guiño al juego (Peoria es la ciudad en la que empezaba el Rampage).
Pero dejando eso de lado, que es por ir al detalle, Proyecto Rampage es una película que da lo que promete, con animales gigantes arrasando cosas, un King-Kong versus Godzilla con Dwayne Johnson haciendo de Dwayne Johnson y Jeffrey Dean Morgan rebosando carisma por los cuatro costados.
A quien sepa a qué va al cine, no le debería decepcionar. Si acaso, que se habría agradecido algo más de destrozo urbano y menos peso a las tramas de los humanos, que aquí solo deberían ser comida y puntos.
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