martes, 11 de septiembre de 2018

Cuando los ángeles duermen

Y esta, señoría, es la versión de mi defendido.

La crítica de esta película no empezaba así, pero cuando la he terminado de escribir me he dado cuenta de que es una de esas películas que, como algunas salsas, está mejor al día siguiente que recién hecha, y que me está pareciendo mejor ahora que cuando salí del cine, viendo ciertas cosas desde la perspectiva.

Dicho eso, transcribo la crítica original, tal como la escribí. 

Estamos ante un angustioso thriller en el que podemos ver una situación angustiosa desde dos partes. Por una tenemos el inverosímil relato de un hombre al que le pasan todo tipo de desgracias y se come el marrón de que parezca que ha atropellado a una chica, cuando en el fondo es inocente, y por el otro el de una pobre chica que sale de fiesta, le pasan todo tipo de desgracias y encima se encuentra con un chalado que atropella a su amiga y la secuestra.

Básicamente, y sin entrar en spoilers, la historia es esta: Germán es un currito que sale tarde del trabajo porque le lían y tiene que volver rápidamente a casa porque es el cumpleaños de su hija, pero nada más coger el coche le dan un golpe y se dan a la fuga, luego le para la guardia civil, luego se pierde, se da un golpe y se encuentra una chica atropellada... y de ahí una espiral de despropósitos que irán metiéndole más y más en ese agujero.

Que nadie espere, ojo, una película simpática o amable, pues aparte de la tensión psicológica y esa sensación de agobio constante cuenta con escenas muy violentas, explícitamente violentas, algunas hasta el escalofrío. A la escena del arroyo me remito.

La película deja sensaciones encontradas, pues está bastante conseguida, y la interpretación de Ester Expósito, con esas explosiones de rabia, es soberbia, y consigue convertirse en la verdadera protagonista de la película.

¡Aquí viene spoiler gordo!

Lo que no sé si me convenció tanto, y aquí recomiendo a quien quiera verla que deje de leer, es ese desenlace. No me gustó que al final Germán, que se acaba convirtiendo en un verdadero monstruo (o, quién sabe si ya lo era y esto solo lo despertó) se salga con la suya con total impunidad y la película nos dé ese final... ¿feliz?

O, bueno, tal vez esa era exactamente la idea que nos quería transmitir, y ese final es entonces desagradable e insultante pero sencillamente sublime. 

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