¿Tenía que ser naranja?
Secret Hitler es un divertido y rápido juego semicooperativo de roles ocultos que nos traslada a la Alemania previa del ascenso al poder de Adolf Hitler (para los de la ESO, el de "¡nein, nein, nein, nein!").
Al principio del juego se reparten las cartas de lealtad: fascista o liberal (tenían unas connotaciones distintas a las actuales) en unos sobres que tienen la carta que muestra la lealtad y detrás una carta oculta, que nos dice si somos Hitler o no (solo en los fascistas).
La proporción de cartas varía en función del número de jugadores (pueden jugar entre 5 y 10) y una vez repartidas cada jugador mira su lealtad y su carta de personaje (si es Hitler o no).
Una vez hecho eso todos cierran los ojos y todos los fascistas excepto Hitler abren los ojos y se reconocen entre sí. Después, y sin abrir los ojos, Hitler hace una seña para que el resto de fascistas sepan quién es.
Hecho eso, se pasa a la ronda de política. El jugador con el cargo de presidente (al principio de la partida se determina al azar) nomina a otro jugador (el que quiera) para que sea canciller. Todos votan "sí" o "no" (realmente "ja" o "nein"), con cartas y simultáneamente.
Si la votación sale que sí, el nuevo canciller es nombrado y se procede a legislar. Si sale que no, se agota la legislatura sin éxito, luego veremos qué implica esto.
El presidente, a continuación, roba tres cartas del mazo de leyes. Estas leyes pueden ser liberales o fascistas, y le da dos al canciller. El canciller, de esas dos cartas, elige una y la juega. Después, el cargo de presidente pasa a la derecha del que ha sido presidente y se sigue jugando. Pero ojo, no se puede nominar como canciller ni al presidente ni al canciller de la legislatura anterior.
Si la votación de canciller sale que no y se agota la legislatura, el nuevo presidente propone un canciller y se vuelve a votar... y si cuatro votaciones seguidas salen que no, se roba una ley al azar y se juega.
¿Y para qué sirve jugar estas leyes?
No es difícil intuir que cada facción gana si se ponen más leyes de su cuerda, ¿verdad? Concretamente los liberales ganan si se juegan cinco cartas liberales y los fascistas ganan si se juegan seis fascistas. -"¡Eso no es justo!"-grita indignado mi cuñado. Puede, pero hay que tener en cuenta que en la baraja hay muchas más leyes fascistas que liberales.
Además, así como las leyes liberales no tienen más efecto que el de dar la victoria a los liberales, las fascistas tienen sus efectos.
-Con la primera, el presidente puede mirar una carta de lealtad a otro jugador (pero no puede ver si es Hitler). Una vez.
-Con la segunda, el presidente no pasa la presidencia al siguiente sino al que quiera. Una vez.
-Con la tercera, el presidente mira las tres siguientes cartas de política y las devuelve al sitio. Una vez.
-Con la cuarta y la quinta el presidente debe ejecutar a otro jugador. Si el ejecutado era Hitler, ganan los liberales. Además, con cinco leyes fascistas en juego el presidente y el canciller tienen derecho a veto. El canciller, al ver las dos cartas que le pasa el presidente, propone su veto. Si el presidente está de acuerdo, ambas leyes se descartan.
-Con la sexta ganan los fascistas (Inda firmaría orgulloso esta frase).
Además de eso, si Hitler es nombrado canciller cuando ya hay tres leyes fascistas en juego, ganan los fascistas.
¡Si Hitler llega al poder, ganan los nazis!
En definitiva, Secret Hitler es un juego ligero y divertido, de psicología y faroleo, que sirve para pasar el rato echando varias partidas cuando se juntan varias personas alrededor de la mesa. Además, tiene la ventaja de ser gratuito, y se puede encontrar fácilmente en Print&Play.
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