Horas y horas ahí.
No me gusta el fútbol, de sobra es conocido por quien me conozca, y de niño tampoco me gustaba nada. De hecho, con 15 años era incapaz de decir el nombre de 3 futbolistas de primera división. Pero hubo una época en la que esto no fue así, y durante unos años me aficioné bastante, me daba por leer prensa especializada, veía partidos y me sabía las plantillas de prácticamente todos los equipos de primera y segunda división, más unos cuántos europeos. Naturalmente, tampoco faltaba a la cita semanal con el programa El día después, y parte de ello la tiene este señor que tristemente nos ha dejado hoy: Michael Robinson, quien con cuyo semblante siempre sonriente y afable era la cara visible del Pcfútbol, uno de los videojuegos a los que, sumando todas sus versiones, más horas habré dedicado.
Era un juego perfecto, para jugar solo o con amigos. Ahí se iban las tardes, haciendo fichajes milmillonarios y subiendo a primera división equipos de 2ª B. ¿Cómo olvidar aquel pentacampeonato europeo con el Realejos? Recuerdo también que, como mi padre no me dejaba instalar juegos en el ordenador, cada vez que quería jugar tenía que instalarlo a escondidas, jugar, guardar la partida en un diskette y volver a desinstalarlo antes de que volviera.
Esas horas de diversión se las debo en parte a Michael.
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