viernes, 17 de julio de 2020

Saga de los residentes viles

Okupas haciendo de las suyas.

De la saga Resident Evil he hablado en más de una ocasión por aquí, pero ahora voy a hacer un análisis de la saga principal, tratando de explicar de la peor forma posible el argumento de los títulos de su línea principal.

La primera entrega va de unos funcionarios se cuelan sin orden judicial en una vivienda ajena, con la excusa de que “les perseguía un perro”. Una vez en la vivienda, se dedican a saquear, provocar destrozos y disparar y apuñalar a todos sus habitantes, hasta que finalmente hacen explotar la vivienda y se dan a la fuga.

La segunda parte nos cuenta el primer día de trabajo de un funcionario local y su cómplice, una tipa (para más señas, hermana de uno de los okupas antes mencionados) que se cuela de forma ilegal en la comisaría de la ciudad. Allí disparan contra varios agentes de policía, cometen varios saqueos y destrozos, tanto en la comisaría como en las alcantarillas de la ciudad. Ella incluso secuestra a una niña y la pone varias veces en peligro. Irrumpen violentamente en las instalaciones de una prestigiosa empresa sanitaria y lo mismo: disparan a todo el que se les cruza en el camino, provocando más destrozos y disturbios. Finalmente, se cuelan en el metro y se largan.

¿Qué clase de criminal dispararía contra un hombre desarmado?

La historia continúa con una de las funcionarias okupas de la primera parte, que ahora se pasea en minifalda por la ciudad, consume drogas ilegales y termina disparando a un discapacitado.

Unos años más tarde, la mujer que se coló en la comisaría y secuestró a una niña es detenida y encarcelada, acusada de terrorismo, pero se fuga violentamente de la cárcel. Con gran agresividad se cuela en una vivienda particular y, tras una ristra de disparos y explosiones, que incluyen un atentado en un avión en pleno vuelo, asesina a un travesti.

Nos vamos a la cuarta parte, en la que el funcionario novato, que ahora ocupa un cargo asignado a dedo por un político de alto rango, se va a una zona rural de España, donde siembra el caos, robando, matando (incluso sacerdotes) y destruyendo su patrimonio cultural, así como aniquilando varias especies protegidas. En sus correrías provoca la muerte de un agente del Cuerpo Nacional de Policía y seduce a una menor de edad a la que saca a la fuerza de la casa en la que se la encuentra.

Evolución de Chris Redfield.

La quinta nos cuenta cómo uno de los funcionarios que se colaron en la vivienda (por lo que aún no ha respondido ante la Justicia) se va a dar rienda suelta a su odio, disparando contra la población civil en África. Allí se pasa el tiempo saqueando las escasas pertenencias de los pobres lugareños e interrumpiendo a tiros los actos centrales de una fiesta popular. Para más añadidura, financia el contrabando de armas y termina asesinando a un funcionario en excedencia que intentaba detenerle. 

Del 6 diría algo, pero no hay forma de empeorar eso. 

¿Y el 7?

 Bueno, este no lo jugué, pero copiaré la excelente sinopsis que hace mi amigo Álvaro (Shandoreen) en Twitter:

Un exnovio frustrado se obsesiona con encontrar a su antigua pareja y para ello se cuela en casa de una bellísima familia sureña, que le invita a cenar y quedarse el tiempo que necesite. Sin embargo, les destruye la casa, les roba todo cuando pilla y les acaba matando.

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