From enemies to...
Un poco de drama barriobajero y neoquinqui para dar un ejemplo de cómo una buena película se puede ir al garete por un final cobarde, tanto que soy más feliz pensando que los últimos dos minutos no existieron, ya que además la historia ya se cierra sin ellos.
Esto va de Chimo (Christian Checa), un chaval de barrio que es un buenazo; trabaja, ayuda a su familia y no se mete nunca con nadie. Pero su némesis es el Rubio (Hugo Welzel), un matón del tres al cuarto que lleva desde el colegio haciendo la vida imposible a Chimo, al que tiene completamente aterrorizado y es incapaz de enfrentarse.
Entonces pasa algo que hace que Rubio quede impedido, y aunque la intención original de Chimo es la de vengarse, como es una mezcla entre "cobarde" y "pedazo de pan", se acaban haciendo amigos, y es que ademñas Chimo es pobre pero tiene una familia que le quiere, mientras que Rubio vive en una familia completamente desestructurada, con un padre que es de echar de comer aparte (al que da vida un maravilloso José Manuel Poga).
Así, pese a las reticencias iniciales y algunos actos de Chimo que exceden todas las líneas rojas de la ética y el Código Penal, entre ambos acabará surgiendo una imposible pero bonita amistad, en la que el peso recae sobre todo en el maravilloso trabajo de Hugo Welzel, sin duda lo mejor de la película.
Con sus más y sus menos la película transcurre bastante bien, hasta la escena final, y aquí lógicamente va a haber spoilers.
Llega un momento en el que Rubio, tetraplégico, por fin parece sentirse en paz con Chimo y consigo mismo, por lo que pide a su amigo que le ayude a morir, pero Chimo se niega, pues no quiere renunciar a su amigo (¿quién dijo egoísmo?). Entonces Rubio se disculpa por fin por todo el daño causado a Chimo y se intenta quitar la vida, lanzándose con su silla a la piscina, aunque fracasa en el intento.
Entonces Chimo se da cuenta de que Rubio ya no quiere vivir, así que por fin se decide a ayudar a Rubio, se lo lleva al pantano que para ellos era especial, se despiden, lo seda, se despiden y cuando Rubio se duerme lo deja en la colchoneta para que se ahogue en el lago (las risas ya llegarán cuando la policía encuentre el cadáver y empiece a hacer preguntas). Chimo está destrozado, y es normal, pero así su amigo por fin dejará de sufrir.
Rubio se va hundiendo en el agua y un par de minutos después, cuando ya deberíamos estar viendo los títulos de crédito, a Chimo le da el cuarto de hora, se mete en el agua y saca de ahí a Rubio, para reanimarlo y condenarlo a llevar esa vida que no quiere tener.
Moraleja: esto no es una historia de redención y amistad sino de venganza retorcida y Chimo un puto psicópata.
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