jueves, 8 de noviembre de 2012

El Buducnost no nos dejó perder

Lo peor: la lesión de Raül. 

Infame partido el vivido ayer en Miribilla. Al final fue divertido, por lo emocionante del marcador, pero fue un partido en el que ambos equipos hicieron sobrados méritos para perder.

El Bilbao Basket era claro favorito, pero empezó algo despistado. Pronto en Buducnost se puso 5 puntos arriba, hasta acabar el cuarto 12-22, gracias a que no la metíamos en un barreño y el Buducnost metía algún que otro triple de vez en cuándo.

Bueno, no pasa nada. Esto lo hemos visto muchas veces, y en cuanto nos pongamos por delante, ya está hecho. Pero nada, las canastas seguían sin entrar y llegamos al descanso 31-40 (tras haber pasado por un feo 14-28). No hay señales para la preocupación, somos mejores, y esto se remonta. Además, ellos no están jugando ni a tabas.

La segunda mitad, lejos de encarrilarse, empeora las cosas, y nos plantamos en el último cuarto 13 puntos abajo, con un base lesionado (López) y el otro con 4 faltas. Pasan los minutos, y en el 34 sigue la cosa con +13 para los montenegrinos, que llegaron a tener 16 puntos de ventaja, a pesar de no hacer gran cosa, la verdad.

Pero el Buducnost no se conformaba con una victoria que no había venido a buscar, y en 5 minutos tiró la renta por el retrete, propiciando una épica remontada del Bilbao Basket, que llegó a igualar el marcador a 64. ¿Acababa ahí la historia? ¡No! El Bilbao Basket se las apañó para, a menos de un minuto, ponerse de nuevo 5 minutos abajo, y de forma inexplicable, con jugada de carambola en la que Vasileadis mete un tiro libre, falla el segundo y encesta su propio rebote. Nos fuimos a la prórroga, para deleite de los pocos espectadores que no nos habíamos marchado ya del campo ante la más que evidente derrota.

Buducnost era el favorito para hacerse con esa derrota, y así lo demostró en la prórroga, donde ya el Bilbao Basket, que fue capaz de arreglar en 3 minutos lo que había cagado en 37, pasó por encima del rival, hasta llegar a un 85-78. 

Pero quede claro que ese partido no lo ganamos nosotros, que lo hicimos fatal. Lo perdieron ellos, que lo hicieron aún peor.

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