jueves, 9 de agosto de 2018

Crónicas Tedeneras 2018 (2)

¡Nunca nos podrán quitar el cielo!

Seguimos con las jornadas.

Sábado

Tras un cruel madrugón que me permite llegar a desayunar justo-justo, me voy a dirigir mi partida de Blacksad: Parque Zoológico, en la que estoy medio dormido y aún así soy de los más despiertos de la mesa. La espesez que compartimos hace que la partida quede un poco pallá.

Por la tarde llega la que probablemente fuera la mejor partida de las jornadas, el rol en vivo de Firefly: Old Man Reaver, una experiencia genial, con momentos que consiguen ponerme, literalmente, la carne de gallina. Muy bonito y emotivo.

Y mientras que la tarde fue para emocionarse, la noche fue para reír. Jugaba Patrona de las Desamparadas, la partida a la que más ganas le tenía, sobre una cárcel de mujeres, basada en Vis a Vis y Orange is the new black. Allí doy vida al inolvidable Antonio Soriano, más conocido como "el guardia forocochero"; un tipo racista, machista, misógino, xenófobo, tránsfobo y probablemente del Atlético de Madrid, que me tiene toda la noche soltando burradas con el filtro cerebro-boca completamente desactivado, y disfrutando como un enano de esta parodia de gente real que ya de por sí es bastante parodia. 

De ahí, cómo no, al Pepe John´s, aunque opto por tener la noche tranquila y retirarme pronto (y sobrio), que el domingo tenía mucho que dirigir.

Domingo

Se va acercando el fin de las jornadas, y la mañana del domingo toca dirigir. ¡Maldita sea, se me ha llenado la partida! Ahí que voy, con mi partida de Séptimo Mar: Castillo Faílenn. La partida a medio escribir, y lo que es peor, un sistema de juego que no tengo claro de haber entendido. Pero bueno, tirando de buena voluntad e improvisación, consigo que más o menos salga la partida adelante.

Llega la tarde con la actividad que más me apetecía dirigir: el rol en vivo de Grease

Cuando Danny encontró a Sandy.

Fue como volver a ver la película de nuevo, con los jugadores maqueados y unos disfraces espectaculares. Daba gusto verles totalmente entregados a los números musicales (sí, era un rol en vivo en el que había que bailar) y disfruté muchísimo con esta partida. Un lujo.

Llega la noche, y en vez de ir a la clausura nos quedamos probando el juego de Ricardo Dorda Resistencia, un juego sin director de juego ni ambientación predefinida en el que somos un grupo de neandertales atlantes con poderes mutantes tratando de derrotar a los invasores cromagnones hiperbóreos que someten a nuestro pueblo. Todo muy loco.

Para cerrar la parte lúdica de las jornadas llega la partida más cómica: Maldita Lisiada, una partida basada en los culebrones hispanoamericanos, cuya regla principal era que había que hablar en latino. No recuerdo haberme reído nunca tanto, pues no fueron pocas las veces en las que tuve que parar la escena para respirar, estando literalmente rojo de la risa. Aún me cuesta contener la carcajada cuando recuerdo las escenas de sopapos concatenados que parecía aquello el show de los payasos de la tele. Una forma muy divertida de cerrar.

Y de ahí, claro, al Pepe John´s que esta vez lo vi cerrar, pues eran las 6 de la mañana y ya no me merecía la pena ir a dormir para una hora y media.

Lunes

Al no tener el punto de corte que supone irse a dormir, empezaré a contar desde que salimos a la calle, ya de día, y nos vamos a comer unos churros. Afónico y con el sueño ya pasado, desayuno dos veces: los churros y el desayuno de las jornadas.

De ahí al coche hasta Madrid, y me muero por el camino. En Madrid comemos una buena hamburguesa y nos despedimos, queda una hora para el autobús. Mi esfuerzo es no dormirme en la estación. Aguanto malamente y a las 5 me siento en el autobús, y en coma hasta llegar a Bilbao. 

Viaje muy cansado, llego hecho un asco pero feliz. Ha merecido la pena, el año que viene volveré.

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