Sin José Luis López Vázquez no es lo mismo.
Secuela directa de Escape Room, esa película que al estilo de clásicos como Saw o Cube, juega a juntar a unos cuántos desconocidos, rodearlos de trampas mortales y puzzles, e irlos matando de forma cruel. Esta película intenta estirar el chicle para, si cuela, establecer una nueva franquicia del género de terror, y la verdad es que yo encantado.
Siendo honestos, es claramente peor que la anterior, con una trama forzadísima y unos rompecabezas (literales y metafóricos) que buscan más ser vistosos que tener el más mínimo sentido, por lo que se recomienda ver la película con el cerebro apagado, ya que si no, podemos pasarnos hora y media gritando a la pantalla, ya que a veces hasta se contradice a sí misma. Pero como yo ya sabía dónde me estaba metiendo, pues me lo he pasado como un enano, ya que me gustan las películas que son honestas y te dan lo que te prometen. Que nadie busque unos enigmas perfectamente hilvanados, un desarrollo complejo de los personajes o una trama bien elaborada, porque no lo va a encontrar. En cambio, quien quiera pasar un rato entretenido y ver a gente muriendo de forma horrible, muchas veces a causa de su propia estupidez, aquí se encontrará con una propuesta interesante.
Y si la cosa funciona y lanzan Escape Room 3, ahí estaré yo para verla.
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